Buscan abrir al turismo local una gruta “mejor que Cacahuamilpa”
Apenas a 20 minutos de esta ciudad capital se ubica una
gruta impresionante, una formación natural que bien podría ser otro detonante
para ampliar la actividad turística en Guerrero, pero a partir de alternativas
como el turismo cultural, histórico, ecológico, de aventura o de contemplación
de la
naturaleza, y alejar de plano el error de ofrecer atractivos sólo para la
diversión frívola.
Entre las comunidades de Amojileca y Xocomanatlán, en un
sitio de vegetación boscosa y formaciones rocosas que no le piden nada a
escenarios de otras regiones del estado, del país y del extranjero, se ubica
“La Cimaroa”, con vistas majestuosas que cambian de tonalidad según la estación
del año por las coloraciones de la flora y del ecosistema ante la presencia o
el retiro de las lluvias.
“Es una cuenca en las estribaciones de la Sierra Madre del
Sur que debió ser lago o laguna y que al buscar su salida natural construyó un
desfogue entre montañas y rocas gigantes y creó una caverna de acceso fácil,
plano, sin muchos obstáculos”, explicó el maestro Elino Villanueva González,
coordinador del Parque de Educación Ambiental “Granja Amojileca” y del Museo
Guerrerense del Reciclaje (mugre).
Indicó que a diferencia de otros sitios naturales cuya
difusión por el Gobierno y las empresas del ramo ha recibido reconocimiento
internacional, como las grutas de Cacahuamilpa, en el norte del estado, o las
de Juxtlahuaca, en el centro.
En el caso de “La Cimaroa” las condiciones son
excepcionales, tanto para llegar al sitio como para introducirse en él porque
el terreno es plano al ser el lecho seco de lo que fue un caudal fluvial.
Añadió que así como “La Cimaroa”, en toda el área de
Chilpancingo y del estado hay una gran cantidad de formaciones geológicas,
incluso con elementos paleontológicos y arqueológicos, como las grutas de
Huacalapa, y todavía más cerca de la ciudad, la del Borrego, y las dos cavernas
de desfogue natural en las que nace el río Huacapa, que bien podrían ser
recursos del turismo alternativo, del Ecoturismo.
Reconoció que la explotación con fines turísticos de “La
Cimaroa” es un asunto complejo porque confluyen intereses de pequeños
propietarios, ejidatarios y vecinos de las localidades, en este caso de
Amojileca, también cuestiones culturales, pero ahí es donde deben entrar las
autoridades con su labor de gestión y promoción para conciliar esas diferencias
hacia el interés común, generar ingresos y bienestar y conservar la Naturaleza.
Relató el caso de la Granja Amojileca-Venadario, que sin
reconocimiento oficial ni apoyo institucional regular para su operación lleva
diez años funcionando, y en ocho años de abrir al público ha concitado la
visita de más de 350 mil personas, además de incorporar desde este mes de marzo
el Museo Guerrerense del Reciclaje (Mugre) al servicio de grupos familiares,
escolares o de asociaciones.
“Sí se puede —insistió—, siempre y cuando las autoridades
asuman su papel, y que en los consejos y organismos de Turismo y de Ecología y
Medio Ambiente designen a personas que tengan una visión positiva y experiencia
en el ramo, y no a grupos de amigos, de “cuatachos”, que sigan pensando en
estrategias de promoción ya anquilosadas y que nada tienen que ver con el
perfil de Chilpancingo”, dijo el también catedrático en la Universidad Autónoma
de Guerrero.
Citó como ejemplo el caso de Costa Rica, donde una tercera
parte de su territorio está bajo administración de parques naturales, con el
respeto a la biodiversidad como estrategia fundamental de su economía, en este
caso el turismo, y genera riqueza de forma alternativa, amigable con el Medio
Ambiente, alejada de la tradicional explotación irracional y desordenada de los
recursos.
“¿Por qué no pensar en Chilpancingo como ejemplo de impulso
al ecoturismo en el estado y en el país?”, se preguntó, y mencionó los casos de
los pueblos mágicos, en los que hay estrategias desde el Gobierno para, por
ejemplo, ayudar a la gente a construir en sus casas habitaciones adicionales
con materiales de la región para alojar a los visitantes. El reto está ahí, y
sí se puede”, subrayó.
Invitó a la comunidad: asociaciones, instituciones, escuelas
públicas y privadas y sobre todo familias, a los niños, a asistir y conocer la
Granja Amojileca y el Museo Guerrerense del Reciclaje (mugre), ideados,
instalados y operados con la cooperación de la comunidad de la Facultad de
Comunicación y Mercadotecnia de la Universidad Autónoma de Guerrero, de la cual
es profesor. (www.agenciairza.com)
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