Los desplazados de Tlaltempanapa esperan en Copalillo amparo oficial
regresar a su
comunidad por el temor a ser asesinados
Copalillo, Gro.— Las
familias que llegaron a Copalillo el miércoles desplazadas por la violencia
provocada por un grupo criminal en Tlaltempanapa, municipio de Zitlala, ayer
dieron a conocer que de las mil 800 personas que vivían en ese poblado, sólo
quedan unos 60 habitantes ligadas a esa
célula delictiva y, por si fuera poco,
el alcalde de aquí, el panista Julián Castro Santos los corrió de las
instalaciones del Ayuntamiento, por lo que se acomodaron en la cancha principal
en espera de que alguien les proporcione apoyo, seguridad, comida, cobijas y
colchonetas.
Una de las familias desplazadas relató que, en agosto
pasado, los integrantes de ese grupo criminal se llevaron a cuatro de ellos
porque se negaron a incorporarse a la siembra de amapola y para dejarlos libres
les exigieron un pago económico.
Cuando los dejaron libres, les advirtieron que “si huyen,
les damos cinco días de ventaja y donde los encontremos les vamos a partir su
madre, los vamos a chingar”.
Dijeron que el sábado pasado decidieron huir de
Tlaltempanapa y lo hicieron al amparo de la oscuridad.
“Ya de noche salimos todos los de la familia, nos venimos
caminando por el monte cinco días, hasta que llegamos aquí (a Copalillo) a
pedir ayuda”, relató un hombre que sólo se identificó como Víctor, uno de los
que encabeza a las familias desplazadas.
“Mi familia somos dos niños, mi esposa y yo, nos
venimos caminando desde Tlaltempanapa desde hace cinco días, nos venimos porque
estamos atemorizados, nos amenazan y por eso en el pueblo ya no hay gente que
aguante eso”, comentó mientras estaba sentado en el piso de la cancha techada
de basquetbol de Copalillo que sirve como refugio temporal a esas familias
indígenas.
Señaló que en Tlaltempanapa, “si vamos a trabajar debemos
pedir permiso. Ya llevamos así cinco años; la gente mejor decide salirse por
temor que les da, ahora decidimos salirnos, ya no aguantamos”.
Con una evidente tristeza reflejada en su rostro y con las
manos inquietas, volteó y dijo que atrás dejaron “los cultivos donde sembramos,
dejamos la mazorca, el maíz, fríjoles, garbanzo, la casa, nuestros animales”.
Sobre lo que les ha sucedido, dijo que en su momento dieron
parte a las autoridades de Zitlala, a quienes les pidieron que intervinieran,
pero “el presidente de Zitlala, Rogelio Ramos Tecorral, no nos apoyó, fueron a
ver a los soldados y no nos ayudaron, no fueron”.
Los soldados que dependen de la 35 Zona Militar a cargo del
general José Francisco Terán Valle, tienen una base en el camino de
Tlaltempanapa a Zitlapa, la cabecera de este municipio ubicado en la Montaña
Baja de Guerrero.
Víctor dijo que el alcalde de Copalillo, el panista Julián
Castro Santos los corrió del Palacio Municipal a donde el miércoles a las 8:00
de la mañana llegaron para pedir ayuda.
El secretario general del Ayuntamiento, Gregorio Lara
Aguilar, el miércoles había informado que ya había solicitado ayuda al Gobierno
del Estado para que en Copalillo hicieran presencia elementos del Ejército
Mexicano, de las policías Federal y del Estado, y que estaban realizando un
censo para apoyar a los desplazados de Tlaltempanapa, sin embargo, sólo los
acomodaron en la cancha techada de basquetbol a donde únicamente llegó el apoyo
médico por parte de la Jurisdicción Sanitaria de la zona Norte, pero les hace
falta comida, cobijas y colchonetas.
Víctor sostuvo que quienes han decidido salirse de
Tlaltempanapa lo han hecho “para poder vivir en paz, en el pueblo sólo se
quedaron los malos, sus familias, son como veinte familias, son ellos los que
se quedaron”.
Denunció que los integrantes de ese grupo armado les quitan
sus pertenencias, “no nos dejan trabajar de manera honrada, te quitan los
animales, tus cosechas, te quitan todo, andan armados y por eso humillan a la
gente”.
En la comunidad no hay clases y se acabó la vida tranquila
que vivían hasta hace cinco años, “tampoco hay transporte, todos se quedan en
Zitlala, a lo mejor están aliados con las autoridades de Zitlala porque no
hacen nada”.
Los desplazados que el miércoles llegaron a Copalillo, es de
65 personas, entre niños y adultos, quienes piden al gobernador Héctor
Astudillo que “nos reubiquen, queremos vivir en paz, que nos den un terreno
para vivir, para mantener a nuestras familias; nosotros trabajamos en el campo,
en paz, no queremos hacer nada a las personas, no queremos hacer nada de sus
actividades como sembrar droga, ellos siembran pues amapola y a eso nos quieren
obligar, por eso decidimos salirnos”.
Recordó que, en el mes de octubre de hace un año, los
integrantes de este grupo criminal desaparecieron a una familia de la nunca más
volvieron a saber.
En la cancha techada, estas familias esperan la ayuda y
dejaron en claro que no pretenden regresar a la comunidad donde nacieron,
porque si lo hacen, temer ser asesinados. (www.agenciairza.com)
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