“Un horno” donde les instalaron su escuela
Desde hace cinco meses más de 500 alumnos de la Escuela
Primaria “Nicolás Bravo” de esta ciudad reciben clases en la antigua bodega de
la “Gamesa”, instalaciones provisionales que carecen de una adecuada
ventilación y niños y maestros tienen que soportar las altas temperaturas
climáticas de esta
primavera.
Algunos padres de familia se quejaron de las estrechas
instalaciones a las que fueron trasladados los menores de manera provisional
debido a que su escuela -ubicada en la colonia Obrera- fue demolida por
presentar daños en dos de sus edificios después de los sismos ocurridos en
septiembre del 2017.
María de Lourdes Tacuba señaló que los alumnos no se
encuentran en las condiciones adecuadas porque además del polvo, el techo de la
bodega es de lámina galvanizada y causa de que el calor sea inclemente.
Al respecto, el director de esa escuela, José Manuel Bernal
Abarca, negó que se haya presentado algún incidente médico debido a las altas
temperaturas a las que están expuestos los niños.
“Tenemos casos de alumnos que han dejado de asistir algunos
días, pero ha sido por problemas médicos genéticos como el asma, pero tratamos
de mantener una mayor limpieza en las aulas improvisadas”, agregó.
Refirió que debido a la reubicación de los estudiantes, de
su edificio original que está en reconstrucción a la bodega de Gamesa, la
matricula bajó de 665 alumnos a 588.
Reconoció que la Secretaría de Educación Guerrero los apoyó
con varios ventiladores para refrescar ese lugar en el que los niños reciben
clases, aun cuando comentó que esos abanicos no resuelven el problema del
calor: “hubiésemos querido aire acondicionado”. (www.agenciairza.com)
Comentarios
Publicar un comentario