Pese a evidencias, MAL dice que no hubo ningún problema por la basura



A pesar de las contundentes evidencias, el presidente municipal de Chilpancingo, Marco Antonio Leyva (MAL), insiste en que la semana pasada la problemática de la basura “no representó un riesgo para la salud” en la capital del estado por lo que incluso afirma que no fue necesario decretar una
alerta sanitaria.
Esta posición contrasta con lo declarado también la semana pasada por el titular de la Secretaría de Salud, Carlos de la Peña Pintos, quien afirmó que la contingencia generada por la acumulación de la basura en las principales calles y avenidas de Chilpancingo había obligado a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) a intervenir directamente desde la Ciudad de México, pues ya se había comenzado a regar con cal los montones de desechos con el fin de evitar el brote de una pandemia.
El viernes pasado, el alcalde MAL, de acuerdo a un boletín de prensa emitido por la Dirección de Comunicación Social del Ayuntamiento que preside, afirmó que como resultado de una reunión que sostuvo con los coordinadores de “diversos centros de salud y vectores municipales”, no fue necesario emitir una alerta sanitaria en la ciudad por la problemática de la basura.
Sin embargo, las declaraciones de MAL chocan frontalmente con la realidad, incluso con lo declarado por las autoridades sanitarias, ya que después de cinco días de que toneladas y toneladas de basura comenzaron a acumularse hasta formar verdaderos “cerros”, en las principales calles y avenidas de Chilpancingo, el miércoles de la semana pasada, el secretario de Salud, Carlos de la Peña Pintos, informó a los medios de comunicación que debido a la problemática de la basura, la Cofepris ya había desplegado brigadas sanitarias para atender la contingencia.
Cabe destacar que debido a que el Ayuntamiento presidido por MAL no llevó a cabo el servicio de recolección de basura por más de seis días, en las calles de Chilpancingo se llegaron a acumular más de mil 200 toneladas de desechos que por la normal descomposición que registraba ya había comenzado a despedir olores fétidos y los correspondientes lixiviados.
Sin embargo, la incapacidad de Marco Antonio Leyva Mena para darle una solución a la problemática de la basura se manifestó desde que inició su administración.
Por principio de cuentas, cabe recordar que su antecesor en el cargo, Mario Moreno Arcos le dejó prácticamente solucionado este problema. Fue la administración municipal del ahora delegado del ISSSTE en Guerrero la encargada de solventar los engorrosos requisitos que le puso la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la cual de última hora lo obligó a que presentara un estudio a través del cual se demostrara que el nuevo relleno sanitario no interferiría con la Aeropista de Chilpancingo. Se solventó.
La construcción de la celda emergente del nuevo relleno sanitario en las inmediaciones de Matlalapa ya había sido concluida, es decir, lo único que tenía que hacer Marco Antonio Leyva Mena era ponerle “la cereza al pastel”. De ahí para adelante se llevaría su administración totalmente relajada, pues ese era el principal problema a atacar.
No lo hizo así, se metió en conflictos primero con el alcalde de Tixtla, Hosseín Nabor, a quien dejó plantado en tres ocasiones, y también con el de Eduardo Neri, Pablo Higuera Fuentes, que también sufrió los desplantes del edil de Chilpancingo.
¿Cuál fue la razón por la cual Marco Antonio Leyva le hizo tremenda grosería a los dos alcaldes perredistas?. Hay varias versiones, pero el caso es que después de los desplantes que les hizo ambos le cerraron las puertas y la millonaria inversión realizada para la construcción del relleno sanitario en Matlalapa —se habla de más de 17 millones de pesos— se fue a la basura.
Cuando se vino la primer contingencia de la basura, aquella ocasión en la que los recolectores de “La Basura Jefa” le fueron a tirar los desechos a la explanada de la plaza cívica”, tuvo que ser el gobernador Héctor Astudillo Flores quien interviniera. Gracias a su mediación ante el alcalde de Eduardo Neri se logró que el edil zumpangueño accediera a que en el basurero de ese lugar se tirara la basura de Chilpancingo por un lapso de seis meses.
Bien, Marco Antonio Leyva fue —otra vez— incapaz para encontrarle una solución a este problema, se echó a la hamaca, y otra vez le reventó, a pesar de que a través de los medios de comunicación se le advirtió una y otra vez.
El problema de la basura le estalló otra vez y toneladas de desechos se acumularon en las principales calles y avenidas de la ciudad y, también una vez más, tuvo que intervenir el gobernador Héctor Astudillo Flores, cuyo gobierno contrató 15 camiones tipo góndola y maquinaria pesada para retirar toda la inmundicia acumulada gracias a la incapacidad de MAL.
La pregunta es ¿por cuánto tiempo se solucionó el problema?, porque a Marco Antonio Leyva no parece importarle. Este asunto requiere de una solución en definitiva, no paliativos, no mejoralitos. (Baltazar Jiménez Rosales)

Comentarios

  1. Que inepto este personaje como "presidente municipal", el peor en todo México. La capitán peor situada entre las de la republica. Vayan pensando si van a seguir de lambisconea con el PRI gente.

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  2. Capital, perdón. Republica mexicana. Lambiscones. Hay este auto corrector...

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