Se le hizo “bolas el engrudo” a la Sedatu el asunto de casas afectadas por huracanes
Aun cuando no quiso reconocer abiertamente que haya habido
negligencia en la elaboración de los padrones de las familias damnificadas por
la tormenta tropical “Manuel” y el huracán “Ingrid”, el delegado de la
Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU), José Manuel
Armenta Tello, simplemente
reconoció que no tiene argumento alguno acerca del
por qué casi tres mil viviendas no aparecen en los registros de afectaciones
por esos fenómenos hidrometeorológicos, aunque sí señaló que “de manera
inexplicable no están registradas y por ese motivo no fueron atendidas por el
Fondo de desastres Naturales (Fonden).
Son dos mil 788 casos que no aparecen en los registros de
las afectaciones provocadas por “Manuel” e “Ingrid”, entre los cuales incluso
se encuentran los casos de comunidades como San Vicente, Coapango,
Azinyahualco, Chicahuales, El Fresno y Agua Hernández, del municipio de
Chilpancingo, que a tres años y medio de distancia no han podido ser
reubicadas, las cuales para ser atendidas se requiere de un presupuesto de
alrededor de 500 millones de pesos, indicó.
“Yo no era delegado de Sedatu en ese entonces, no tengo un
argumento en el que pueda explicar claramente por qué circunstancia no fueron
incorporados a la carga de trabajo del FONDEN este número importante de
familias”, respondió el delegado de esa dependencia cuestionado acerca de la
denuncia que hicieron integrantes del Consejo de Comunidades Damnificadas de la
Montaña, que ayer bloquearon por segundo día consecutivo la carretera
Tlapa-Puebla porque a tres años y medio de la desgracia que sufrieron no han
sido atendidos.
Armenta Tello aceptó que más de 200 comunidades de 15
municipios del estado, quedaron fuera de los apoyos que otorga el Fonden,
situación en la que se encuentran las comunidades de San Vicente, Coapango,
Azinyahualco, Chicahuales, El Fresno y Agua Hernández, del municipio de
Chilpancingo, a pesar de que cuentan con dictámenes avalados por el Centro
Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) en los que se establece que son
predios inhabitables.
Dijo que de estas viviendas que necesitan atención, más de
mil 300 presentan daños menores como la reparación de su techumbre, en una
menor proporción las que necesitan ser reconstruidas y sólo 300 las que tienen
que ser necesariamente reubicadas en otros predios.
Señaló que estos dos mil 788 casos de viviendas que desde el
2013 no han sido atendidas están ubicadas, aunque expresó que “no está en el
ámbito de la competencia de la delegación de SEDATU resolver el problema de los
subregistros, porque representa una cantidad importante de recursos”, pero
además es dinero con el que esa dependencia federal no cuenta, es más no fue
presupuestado para este año.
Cuestionado acerca de quién es el culpable de que este
número de viviendas afectadas por “Manuel” e Ingrid” no hayan sido incorporadas
al padrón de afectaciones, el delegado de la Sedatu indicó que “no es culpa de
nadie, ya que fue una situación compleja que vivió el estado de Guerrero en el
2013 por la presencia de los fenómenos hidrometeorológicos que pusieron en
situación de daño grave la infraestructura de vivienda rural y urbana del
estado de Guerrero.
El funcionario federal se empeñó en afirmar que no hubo
negligencia a la hora de elaborar los padrones de afectados por los dos
fenómenos hidrometeorológicos, ya que la mayoría de los casos son de
comunidades que estuvieron incomunicadas durante periodos considerables de
tiempo, se inició la construcción y entiendo que el proceso de registro de
levantamiento de las familias damnificadas ya no se dio”.
Señaló que en esta situación se encuentran las comunidades
de Azinyahualco, San Vicente, Chicahuales, El Fresno y Agua Hernández, entre
otras, cuyos dictámenes del Cenapred señala que tienen que ser reubicada y que
hasta el momento no han recibido atención alguna.
Al respecto, Armenta Tello reconoció que no tiene un
argumento que explique por qué los casos de estas localidades del municipio de
Chilpancingo e incluso otras de Acapulco, no aparecen en los registros, a pesar
de que los Ayuntamientos han aportado pruebas documentales de que sí hicieron
los reportes correspondientes en tiempo y forma. (Baltazar Jiménez Rosales)
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