Líder campesino “amarra-navajas” entre el Gobierno estatal y el Clero
Las críticas que desde diferentes sedes religiosas lanzan
contra el gobierno del estado tanto el aún arzobispo de Acapulco, Carlos
Garfias Merlos, como el obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador
Rangel Mendoza, son sólo con un mero afán protagónico, pero lo más condenable
es que son realizadas sin ética ni
responsabilidad, ya que no van acompañadas
por propuestas que coadyuven a un cambio en la difícil situación que vive la
entidad.
Tras expresar lo anterior, el ex diputado local por el
Partido Movimiento Ciudadano (PMC), Evencio Romero Sotelo, señaló que lo que
debería de hacer Garfias Merlos es ya irse de una buena vez a Morelia, ciudad
de la cual fue nombrado recientemente por El Vaticano como arzobispo, pues aquí
en Guerrero ya hizo mucho daño: “ya se le hizo tarde para irse”, asentó.
Cabe hacer notar que de manera recurrente, tanto el todavía
arzobispo de Acapulco, Carlos Garfias Merlos como el obispo de Chilpancingo,
Salvador Rangel, han criticado los resultados de la estrategia de combate a la
violencia por parte de las autoridades gubernamentales e incluso se han
pronunciado porque se debería de dialogar y hacer un pacto con la delincuencia
organizada para frenar los hechos delictivos.
Cuestionado al respecto, el también dirigente de la Liga de
Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos reiteró que no es ético ni
responsable utilizar el púlpito y la sotana para lanzar críticas contra el
gobierno, que lo único que provocan es una mayor confusión entre la población.
Indicó que si Garfias Merlos y Rangel Mendoza lo que quieren
es dar clases en materia de seguridad pública, “ya que todo parece indicar que
se sienten expertos en el tema”, pues lo que deberían de hacer “pedirle chamba
al gobierno federal para que sean ellos quienes diseñen los programas de
combate a la inseguridad en el país, ya que la violencia no es privativa de
Guerrero”.
Pero además señaló que lo único que ha escuchado por parte
del arzobispo Carlos Garfias y del obispo Salvador Rangel son críticas, pero
ninguna propuesta: “cuando alguien critica también debe de hacer propuestas, y
a la fecha ninguno de los dos religiosos ha hecho planteamientos que permitan
disminuir este tipo de fenómenos sociales. Como si tratara de llamar las
atención del gobierno, el arzobispo de Acapulco ha sido muy reiterativo en el
sentido de que las cifras oficiales de los índices delictivos, no concuerdan
con la percepción de la gente, pero insisto: no hay una sola propuesta, sólo
críticas y señalamientos tal vez para que sean llamados por el gobierno”.
Refirió que su misión, por la investidura que tienen, es
ocuparse de lo espiritual, de los asuntos religiosos, por lo cual “no tienen
por qué meterse en cuestiones terrenales; yo creo mucho en la doctrina esa de
que lo que es de Dios es de Dios, y lo que es de César es del César, y a eso se
deben de avocar”.
Asimismo, dijo no compartir la propuesta realizada por los
dos prelados en el sentido de que el gobierno debe pactar con los grupos delincuenciales:
“el hecho de que un gobierno legitimado por las urnas se siente a dialogar con
personas que no están legitimadas por la sociedad, desde ahí no puede haber una
mesa de diálogo porque se rompería con la legalidad, y el gobierno está para
aplicar la ley no para negociarla.
Finalmente, en cuanto a que Carlos Garfias fue designado
recientemente como arzobispo de Morelia, capital del estado de Michoacán,
Romero Sotelo expresó que ya se le hizo tarde para irse: “ya que se vaya, se le
está haciendo tarde, que agarre sus pinches maletas y que se vaya porque le
hizo mucho daño a Guerrero específicamente en Cacahuatepec, municipio de
Acapulco, donde dividió a los pobladores por el asunto de la presa
hidroeléctrica “La Parota”, tema por el cual tomó partido a favor de los
opositores a este proyecto. (Baltazar Jiménez Rosales)
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