INEGI: en Acapulco y Chilpancingo, la gente dice que se siente insegura
Un estudio realizado por el Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (INEGI) reveló que Chilpancingo y Acapulco son de las
ciudades más inseguras de la República Mexicana por la elevada incidencia
delictiva y la poca efectividad policial.
Este estudio, al cual el INEGI llamó el duodécimo
levantamiento de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) reveló
que el 70 por ciento de la población de 18 años y más consideró que vivir en su
ciudad es inseguro, resultado que no presenta un cambio significativo respecto
al realizado en junio del año pasado.
Este año, las ciudades que fueron considerados, por sus
propios habitantes como las más inseguras fueron Villahermosa, Tabasco;
Coatzacoalcos, Veracruz; Acapulco, Guerrero; la región Oriente Dos de la Ciudad
de México y Chilpancingo, con 95, 94, 93.5, 91.2 y 88.6 por ciento, en tanto
que las más seguras son Mérida, Tepic, San Francisco de Campeche, Saltillo y
Durango con 30, 30.4, 36, 43.8 y 46.4 por ciento, respectivamente.
Este mismo sondeo también reveló que el 78.6 por ciento de
los encuestados dijo sentirse inseguro en los cajeros automáticos ubicados en
la calle; el 71.3 por ciento en el transporte público; el 66 por ciento en el
banco; y 62 por ciento en las calles que habitualmente usa.
Asimismo, el resultado de esta encuesta indica que el 33.9
por ciento de la población consideró que en los próximos 12 meses la
delincuencia en su ciudad seguirá igual de mal, lo que representa una
disminución de 3.4 puntos porcentuales respecto al mismo trimestre de 2015;
mientras que el 31.6 por ciento mencionó que la situación empeorará en los
próximos 12 meses, lo que representa un aumento en el indicador de 5.3 puntos
porcentuales respecto a junio de 2015.
Finalmente, de los ciudadanos encuestados, el 61.4 por
ciento manifestó que durante el segundo trimestre de 2016 modificó sus hábitos
como el hecho de dejar de utilizar cosas de valor como joyas, dinero o tarjetas
de crédito por temor a sufrir algún delito; mientras que 55.6 por ciento
reconoció haber cambiado hábitos respecto a permitir que sus hijos menores
salgan de su vivienda; 49.3 por ciento cambió rutinas en cuanto a caminar por
los alrededores de su vivienda pasadas las ocho de la noche, y el 31.4 por
ciento cambió rutinas relacionadas con visitar parientes o amigos. (Baltazar
Jiménez Rosales)
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