Revive un conflicto en Apango por la permanencia de un cura

Ayer jueves, se reavivó el conflicto religioso en el municipio de Mártir de Cuilapan (Apango), ante el intento del obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, de retirar al sacerdote Carlos Crestino Luna, a quien los habitantes exigen se quede “por ser un hombre que se ha
preocupado por ayudar a la feligresía del municipio”.
Al mediodía del jueves un grupo de alrededor de quinientas personas, se congregaron en la Iglesia de San Francisco de Asís, donde se encontraba el enviado del obispo de Chilpancingo, Humberto Cervantes Sánchez, Vicario Episcopal de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, quien llevaba la orden de retirar de esa parroquia, al sacerdote Carlos Crestino Luna de esa parroquia, y enviarlo a otro lugar.
El descontento se generó, según dijeron los habitantes de Apango, porque en ningún momento fueron informados de que su sacerdote, sería enviado a otra parroquia, lo que derivó en una especie de amotinamiento de la población y la amenaza de defender la estancia de su sacerdote, con piedras, machetes y marchas, porque aseguraron, “dicho sacerdote ha hecho un buen trabajo”, lo que le ha valido ganarse el cariño y confianza de la población.
Entre lágrimas, algunos feligreses advirtieron que no van a permitir que les quiten a una de las personas que de verdad se ha ganado el respeto y admiración del pueblo, “él ha trabajado, ha sido un buen guía, y ahora sin motivo alguno se lo quieren llevar y mandar a otro lado, sin tomar en cuenta a la población”.
Algunos otros habitantes, calificaron como una falta de respeto del obispo, quien en días pasados estuvo en la cabecera municipal y que fue recibido por el pueblo en general y ahí se había comprometido a no removerlo, ya que el sacerdote estaba haciendo un buen trabajo, “ahí dijo que su trabajo se demostraba con la participación de la gente, e incluso dijo que el pozole estuvo rico, y miren ahora, con qué cosa le sale a la población”, externaron algunas voces.
Después de un buen rato de estar cuestionando al enviado del obispo, la población conminó a Humberto Cervantes a hablarle al obispo Salvador Rangel, para que se hiciera presente y ahí les explicara por qué cambio de opinión y decisión.
Al filo de las tres de la tarde el enviado de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, fue retenido en la casa pastoral y el sacerdote Carlos Crestino Luna, fue escoltado a ese lugar, donde le manifestaron cientos de ciudadanos su respaldo y que él no se iría, a otro lugar, ya que ellos lo defenderían con todo, le dijeron. (NOTYMAS)

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