Confirman el cese del párroco de San Antonio

La Diócesis Chilpancingo-Chilapa, dio a conocer la separación formal del presbítero Daniel Castellanos Barba de la parroquia de San Antonio, que por muchos años ha atendido y donde su presencia “se ha convertido en un problema con la feligresía”.

El conflicto del padre Daniel, inició hace dos años cuando tras registrarse daños en la parroquia a causa de un sismo, el sacerdote decidió cancelar actividades previstas para la Semana Santa, como lo es el viacrucis de los penitentes y toda la representación de la pasión y muerte de Jesucristo, que fueron sustituida por jornadas de oración al interior del templo y en ellas participaron sólo un reducido grupo de personas.
La situación causó molestia entre la feligresía, quienes decidieron hacer las actividades de Semana Santa sin el párroco e iniciaron gestiones para demandar su cambio.
Desde entonces ha tenido muchos conflictos con grupos de católicos organizados que finalmente lograron que el obispo decidiera su cambio de parroquia, mismo que se tenía que haber realizado la semana pasada.
El párroco no acató la decisión de entregar la capilla y convocó al grupo de feligreses que lo apoyan para que se manifestaran tomando la iglesia, misma que hasta el momento se encuentra cerrada, por ello la Diócesis consideró que se trata de una falta a sus votos sacerdotales, puesto que en la religión Católica no es una democracia, y los miembros deben obediencia la cual juran al momento de ordenarse.
En el oficio con que se notifica la suspensión, se fundamenta en la norma 1333 del código de Derecho Canónico, y se especifica que esta determinación puede ser revocada si el sacerdote enmienda su actitud, y acata la orden de su superior, además que cambie su actitud y acepte tener diálogo con el Obispo.
La suspensión obliga al sacerdote a dejar de oficiar liturgias y lo impide para aplicar los sacramentos como el bautismo, comunión, bodas etcétera.
SIGUE TOMADA LA IGLESIA 
Mientras que este domingo se hizo pública la suspensión legal del padre Daniel, los feligreses mantuvieron la toma del templo y acusaron que se trata de una “mafia” al interior de la diócesis la que controla al obispo y por ello esta determinación.
Los quejosos mantienen un plantón en la entrada del templo y colocaron una manta en la que se respalda el trabajo que ha realizado el presbítero y se amenaza con no permitir la realización de la fiesta patronal que se tiene prevista en pocas semanas.

Comentarios