Con paro laboral, expresa la UAG su solidaridad a la Normal de Ayotzinapa

Con un paro de labores, trabajadores docentes y administrativos de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG), se sumaron ayer a la demanda de justicia por el asesinato de los tres normalistas de Ayotzinapa y la presentación con vida de los 43 estudiantes que desaparecieron entre la noche del 26
y la madrugada del 27 de septiembre pasado, a raíz de los hechos violentos ocurridos en Iguala.
Este paro provocó que ayer no tuvieran clases más de 65 mil estudiantes de todas las unidades académicas de la UAG, entre preparatorias y escuelas de educación superior y post grados, aunque cabe hacer notar que con el pretexto de las manifestaciones violentas de los normalistas de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, de Ayotzinapa, prácticamente toda la semana pasada no hubo clases en las distintas unidades académicas de la máxima casa de estudios de la entidad ubicadas en esta capital del estado.
La demanda de la comunidad universitaria con este paro es la misma, exigir justicia por los normalistas asesinados y la presentación con vida de los 43 que a 24 días de los hechos de violencia todavía están en calidad de desaparecidos.
Como se anunció con toda oportunidad, el paro de labores en las unidades académicas y centros de trabajo de la UAG inició desde las siete de la mañana con la colocación de las banderas rojinegras, lonas a través de los cuales se explicaba al público en general los motivos de la suspensión de actividades y grandes moños negros en señal de luto por los tres normalistas asesinados.
Esto se repitió tanto en las unidades académicas ubicadas en Ciudad Universitaria, en las Preparatorias Uno, Nueve y Treinta y tres, así como en todos los centros de trabajo, incluida la Rectoría de la UAG, y las escuelas de la máxima casa de estudios ubicadas a lo largo y ancho del territorio guerrerense.
Mientras tanto, en las calles y avenidas colindantes con las unidades académicas, estudiantes universitarios repartían volantes y recolectaban cooperaciones económicas “voluntarias”, principalmente entre automovilistas, para hacer llegar lo recaudado a la dirigencia del movimiento de los normalistas. (Baltazar Jiménez Rosales)

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