Ofrecen dinero a damnificados para que se salgan del INDEG

Verónica Sonora Abrajan no quiere abandonar el albergue temporal del Instituto del Deporte de Guerrero (INDEG) donde habita desde hace un año luego de que perdió su casa por la tormenta “Manuel”. Sin embargo, hace 20 días dio a luz a su sexta hija, Milagros Yamileth.

Considera que si abandona su “espacio” el gobierno no cumplirá con darle su casa en el fraccionamiento “El Mirador” por lo que perdería la posibilidad “de darle una mejor vida a mis hijos”.
Los damnificados han padecido pediculosis (piojos en la cabeza), hepatitis, enfermedades de las vías respiratorias, hasta un caso de tuberculosis en un menor, porque en un espacio menor a los 400 metros cuadrados viven desde hace un año hacinados a la espera de ser reubicados.
Alrededor de las diez de la mañana el delegado de la Secretaría de Desarrollo Rural, Territorial y Urbano (Sedatu), Héctor Vicario Castrejón y el alcalde capitalino, Mario Moreno Arcos pidieron a las 42 familias, cuyos representantes acudieron al Palacio Municipal a la reunión, que desalojaran el inmueble a más tardar el 16 de septiembre, “quizás porque viene Peña Nieto (presidente de la República)” y usarán la cancha del INDEG como helipuerto, consideró el damnificado Higinio Luna.
Aunque no todas las familias se dijeron de acuerdo con la decisión de abandonar el espacio que ha sido su hogar durante un año. Higinio Luna aseguró que el dirigente de la Asamblea Popular de los Pueblos de Guerrero (APPG), Nicolás Chávez Adame, quien estuvo en la reunión con las autoridades, les pidió que aceptaran la propuesta de 2 mil 500 pesos por dos meses para que rentaran una casa pequeña, mientras las suyas, ubicadas atrás de El Mirador están listas para vivir. “Nos dijeron que nos quedáramos callados, que no dijéramos nada, Vicario (el delegado de SEDATU) nos advirtió que no quería “escándalo en los periódicos” ni que habláramos, nos dijo que si decíamos algo no se nos iba a dar el apoyo, pero de todas maneras nos han fallado demasiado”, dijo otra damnificada.
Verónica Sonora Abrajan observa a su hija Milagros Yamileth quien nació el 18 de agosto y cuenta que su vida ha sido difícil y ya no puede vivir como precarista.
A sus 36 años de edad tiene seis hijos, dos de ellos mujeres de 15 y 16 años de edad. A los 16 años fue vendida en la cabecera municipal de Metlatónoc, cinco años después se dejó de su marido y conoció al papá de sus cuatro últimos hijos.
Narró que hace un año, luego de tres de vivir en la parte de arriba de la barranca Pezuapa en una casa condicionada de madera y techo de lámina, la tormenta “Manuel” sorprendió a su familia.
La casa no se destruyó por completo, pero quedó “muy a la orilla, nos salimos porque nos daba miedo que se desgajara el cerro y nos quedáramos sepultados”.
Desde que llegó con su familia al INDEG ha mantenido la esperanza de que le den su casa, porque como le dijo alguna vez Vicario “no es un regalo, de sus impuestos va salir su casa y se les vamos a dar”.
A la fecha confía en que las vueltas que ha dado, sobre todo su esposo, para los trámites de su nueva vivienda, valgan la pena, “porque nos dicen que nos vayamos y si vamos a tener nuestra casa, pero ¿si, no? Los minutos en la cancha techada transcurren lento, entre las risas de niños que juegan con dos ratoncitos que echaron en una botella de plástico de dos litros, con globos y a las atrapadas. Mientras los adultos platican de cuál será su futuro, algunos, aun con el acuerdo que ya pactaron con las autoridades, aseguraron que “no nos iremos, si dicen que en dos meses estarán nuestras casas, nos esperamos aquí, si ya aguantamos un año, que no soportemos dos meses más”. (www.agenciairza.com)

Comentarios