Jesús Martínez Garnelo, un académico de excelencia

Oriundo de la cañada –en la Región Montaña-, amante de los libros, del derecho y de la academia, traía luz propia, y aunque sin imaginar los alcances de sus esfuerzos como autor de libros, presidente de un Poder Judicial, ni ostentarse como el segundo elemento más importante de un Poder Ejecutivo estatal, la vida lo ha
ubicado en trincheras en las que ha logrado transformar, forjar historia, o como bien dicen, hacer un antes y un después.
Me refiero al doctor Jesús Martínez Garnelo, egresado de las universidades Nacional Autónoma de México y Autónoma del Estado de México, con un promedio de diez, quien también obtiene su grado de “Doctor en Derecho" con Mención Honorífica, en la UNAM, nuevamente con el promedio perfecto (10). Conferencista, congresista y catedrático a nivel nacional e internacional en las materias en derecho penal, penitenciario, penología, criminología, derecho procesal penal, teoría del delito, de las técnicas de investigación ministerial, delitos particulares y especiales, así como en delitos ambientales y fiscales, este apasionado del estudio del derecho, ha logrado consolidarse como un referente académico, a través de la publicación de sus 14 libros.
Las obras de Martínez Garnelo, por cierto, con segundas ediciones agotadas de la firma Porrúa, son más que libros, pues algunos títulos fueron el parte aguas para instituciones o gobiernos en la creación de figuras jurídicas, adelantado a lo que años más tarde serían valiosos esquemas del sistema de seguridad pública y las policías en México.
Dichas ediciones le han valido al jurista para recibir cientos de reconocimientos –en el país y en el extranjero-, recordando el que otorgó el Instituto Mexicano de Investigación y Desarrollo en Ciencias Policiales A.C. (IMIDICEP), con la medalla al “Mérito Académico”, por su exitosa trayectoria como catedrático-investigador del derecho penal, particularmente por sus grandes aportaciones académicas al sistema de seguridad pública y policiología, traducidas en planes y programas de estudio de diversas universidades del país y de manera especial, a la extinta Secretaria Federal de Seguridad Pública y la de los estados, según la propias palabras del rector Guillermo Alberto Hidalgo Vigueras.
El doctor Garnelo aseguran los estudiosos “se ha convertido en un ícono para quienes hemos escogido a la policía y a la seguridad pública como una honrosa forma de vida, como una profesión y una manera de colaborar con el engrandecimiento de nuestra nación; por su amplia carrera docente, destacándolo como pionero y vanguardista investigador en el tema de la seguridad pública”.
Y es que las obras de este bien nacido guerrerense, contribuyeron en la transformación de la policía nacional en diferentes campos, desde la transición de la llamada Policía Judicial a la Ministerial, hasta los más minuciosos estudios del quehacer policial, sumado a ello, la creación de la maestría en seguridad pública y ciencias policiales que ahora tiene el Instituto Mexicano Policial. Fue el creador de la Reforma Constitucional, artículo 21 para la creación de la Primera Secretaría de Seguridad Pública en el país y en los Estados.
Otro merecido reconocimiento por su excepcional trayectoria profesional en el ámbito jurídico, como abogado y servidor público, asimismo por su contribución académica a través de los libros de su autoría, fue el que entregó en enero del presente año el Gobierno del Estado de Veracruz, tocando recibir de manos del gobernador Javier Duarte de Ochoa, esa presea en la capital Xalapa.
UN ORIGEN QUE ENORGULLECE 
Jesús es el cuarto hijo de ocho, del ejemplar matrimonio formado por el médico Aristeo Martínez Ramírez y la profesora Ciri Garnelo Caballero, padres amorosos que supieron inculcar valores en esa gran familia, reconocida en la zona de la cañada por su vocación de servicio, por ayudar sin sosiego a quien así lo requería. Con ese ejemplo, aprendieron los Martínez Garnelo que servir es un hábito, pero también un privilegio.
Es recurrente encontrar en los discursos de Martínez Garnelo un halo de nostalgia por la tierra que le vio nacer, sintiéndose “un hombre inmensamente agradecido con Dios y la vida, pero también el compromiso moral para con esa región montañera humilde, por lo que ha hecho factible el apoyar a estudiantes y jóvenes con sueños de salir adelante.
Este brillante académico y orgullo guerrerense, muestra gratitud a Dios por todas las oportunidades obsequiadas.
Por su padre (de 94 años de edad), profesa una gran admiración; por su madre, doña Ciri, la mayor de sus devociones y recuerdos, tras su partida terrenal en diciembre pasado, y por su profesión, externa una apasionada entrega, no concibiendo su existencia sin el estudio del derecho. (Colaboración de Roberto Antúnez Vargas) Robantu2110@yahoo.com

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