El Congreso debe imponer el orden
Por Manuel Tello Zapata
Es necesario que el Congreso del Estado tome ya cartas en el asunto y asuma sus responsabilidades para terminar con los problemas que aquejan a la Auditoría General del Estado, provocadas por los malos manejos de su titular, Arturo Latabán López, quien ha convertido a esa dependencia en un paraíso de
corrupción que debe frenarse de manera tajante, cesando al directo responsable de los dislates.
Desde su inició, la llegada de Latabán a la Auditoría General estuvo viciada de origen, ya que de acuerdo a la ley, quien aspire a ocupar tal responsabilidad, debe tener por lo menos un año separado de cualesquier cargo oficial.
Sin embargo, Arturo renunció a la Contraloría de la SEG poco menos de un mes antes de que lo nombraran Auditor General.
Sin embargo, las influencias de su padrino, el ex Gobernador Zeferino Torreblanca Galindo, pudieron más que el respeto a la legalidad.
Desde que se constituyó como dependencia, la Auditoría General del Estado se convirtió por parte de todos sus ex titulares en un mar de corrupción; porque se han dedicado a extorsionar o recibir dádivas de los Presidentes municipales, para no castigarlos por los desvíos de recursos en que incurren.
Si un Alcalde “se mocha” con el Auditor o alguno de sus funcionarios más cercanos que le sirven de enlace, ya no tiene ningún problema con su cuenta pública y esta se archiva, guardando en la impunidad todos los delitos de cuello blanco.
Es por eso que la Auditoría General jamás le ha aplicado la ley a ningún ex Presidente municipal o funcionario público de los tres niveles de Gobierno y por desgracia, el Congreso local ha sido el “sonsacador” de estas graves irregularidades.
En el último sonado caso, Arturo Latabán López de manera tendenciosa y atendiendo a llamados políticos de quien mueve su cuna, anunció irregularidades en municipios como Acapulco o Chilpancingo. Sin embargo, no dijo nada de otros ediles que, fuentes dignas de crédito aseguran que se pusieron bien con Latabán.
Así funcionan las cosas en la Auditoría.
Es necesario que la presente legislatura le lave bien la cara al Congreso y haga lo que se debió haber concretado desde hace tiempo, cesando al Auditor General del Estado Arturo Latabán López por corrupto y tendencioso.
En su lugar se debe designar a un Contador honesto, eficiente y que no se deje llevar por el enriquecimiento que alcanzan los titulares de esa dependencia, con las dádivas que reciben de los Ayuntamientos para evitar sanciones y mantener la impunidad en la corrupción de estos.
Es necesario que el Congreso del Estado tome ya cartas en el asunto y asuma sus responsabilidades para terminar con los problemas que aquejan a la Auditoría General del Estado, provocadas por los malos manejos de su titular, Arturo Latabán López, quien ha convertido a esa dependencia en un paraíso de
corrupción que debe frenarse de manera tajante, cesando al directo responsable de los dislates.
Desde su inició, la llegada de Latabán a la Auditoría General estuvo viciada de origen, ya que de acuerdo a la ley, quien aspire a ocupar tal responsabilidad, debe tener por lo menos un año separado de cualesquier cargo oficial.
Sin embargo, Arturo renunció a la Contraloría de la SEG poco menos de un mes antes de que lo nombraran Auditor General.
Sin embargo, las influencias de su padrino, el ex Gobernador Zeferino Torreblanca Galindo, pudieron más que el respeto a la legalidad.
Desde que se constituyó como dependencia, la Auditoría General del Estado se convirtió por parte de todos sus ex titulares en un mar de corrupción; porque se han dedicado a extorsionar o recibir dádivas de los Presidentes municipales, para no castigarlos por los desvíos de recursos en que incurren.
Si un Alcalde “se mocha” con el Auditor o alguno de sus funcionarios más cercanos que le sirven de enlace, ya no tiene ningún problema con su cuenta pública y esta se archiva, guardando en la impunidad todos los delitos de cuello blanco.
Es por eso que la Auditoría General jamás le ha aplicado la ley a ningún ex Presidente municipal o funcionario público de los tres niveles de Gobierno y por desgracia, el Congreso local ha sido el “sonsacador” de estas graves irregularidades.
En el último sonado caso, Arturo Latabán López de manera tendenciosa y atendiendo a llamados políticos de quien mueve su cuna, anunció irregularidades en municipios como Acapulco o Chilpancingo. Sin embargo, no dijo nada de otros ediles que, fuentes dignas de crédito aseguran que se pusieron bien con Latabán.
Así funcionan las cosas en la Auditoría.
Es necesario que la presente legislatura le lave bien la cara al Congreso y haga lo que se debió haber concretado desde hace tiempo, cesando al Auditor General del Estado Arturo Latabán López por corrupto y tendencioso.
En su lugar se debe designar a un Contador honesto, eficiente y que no se deje llevar por el enriquecimiento que alcanzan los titulares de esa dependencia, con las dádivas que reciben de los Ayuntamientos para evitar sanciones y mantener la impunidad en la corrupción de estos.
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