Historias desgarradoras fluyen en las zonas devastadas de la ciudad

En medio del panorama desolador que dejó el paso de la tormenta tropical “Manuel” a su paso por Chilpancingo, en las colonias del norte, muy cerca de la presa de Cerrito Rico, las familias aún permanecen en las ruinas de sus casas esperando ayuda, mientras cuidan las pocas pertenecías que les quedaron.
"Tómele una foto a mi casa, es la última que voy a tener porque se la va a llevar el río", pidió el señor Juan Cisneros Lorenzo, quien ayer sacó de su casa todo lo que pudo y acompañado de su hijo, esperó frente a lo que fue su hogar.
Indicó que en este momento no se pueden ir porque hay personas que están robando en las casas siniestradas, "tenemos que cuidar lo poco que nos queda, además mi casa ya la socavó el río y es seguro que se va a ir, por eso quiero ver hasta el último momento esta casa que es producto de mi esfuerzo y trabajo".
Don Juan, habitaba una casa en las márgenes del río Huacapa, en la colonia Azteca que se encuentra casi frente al panteón nuevo, su vivienda estaba construida de tabicón y loza de concreto lo que la hacía parecer muy sólida, y a unos 10 metros del cauce del río, sin embargo el agua llegó mucho más allá.
Indicó que el terreno se lo compró a Demetrio Altamirano, hace más de nueve años y contaba con escrituras, inicialmente construyó una casa de madera y con el paso de los años poco a poco fue edificando de concreto y cuando creyó tener finalmente una casa segura, el río Huacapa creció y terminó con su patrimonio.
Don Juan relató que en este predio conocido como Fraccionamiento Azteca había al menos 28 casa y de ellas sólo sobrevivieron cuatro que por los socavones que hay bajo ellas en cualquier momento podrían desaparecer.
La tragedia de don Juan, no termina en la pérdida de su casa, pues hace una semana perdió su única fuente de ingresos que tenía vendiendo alimentos en una caseta al interior de la Escuela Primaria Luis Donaldo Colosio, donde los maestros le informaron que para seguir vendiendo tendrá que ofrecer productos de soya, sin azúcar y sin grasas, lo que definitivamente no se puede pues la gente está acostumbrada a comer tacos, refrescos y golosinas, si no ofrezco eso definitivamente no se vende.
Dijo que no tiene esperanzas de que el gobierno le dé ningún apoyo, porque con las lluvias de 2010, donde también se afectó su casa y el alcalde en ese entonces Héctor Astudillo vino a decir que los apoyaría, "ni un quinto nos dio. Nada; así son ellos".
El gobierno, según su percepción, obliga a la gente a "matar, a robar, a secuestrar. Eso es a lo que a uno lo orillan, no te dan opciones, no te dan crédito.
Yo no me quiero ir a otros caminos, tengo que buscarle, pero tengo una hija en Medicina allá en Acapulco que necesita que nos recuperemos para seguirle dando dinero; otra está en la prepa, otra en la secundaria, dos más grandes y Juanito, mi junior".
Como él, también Laura Reyes Guzmán de 31 años buscaba de entre sus cosas algo qué rescatar y así llevarle a su familia que está al igual que la de Juan en el albergue de la “Escuela 18 de Marzo”, cercana al lugar, "queremos dar buenas noticias pero no hay, sólo encontré las copas de 15 años de mi hija. Todo se perdió". (Por Abel Miranda Ayala)

Comentarios