Sin saber compró un predio federal y ahora pide castigo a quien la timó

Tras un año llevando un litigio en la agencia del Ministerio Público del fuero común, para demandar que le regresaran el dinero que pagó por la compra venta de un terreno que resultó ser zona federal, Sara Morales Cortés fue notificada que la acción legal no procede porque se fundamentó mal la denuncia. Sara Morales,
quien es empleada doméstica, relató que en el año 2009 un empleado del ayuntamiento capitalino, de nombre Alberto Casarrubias Juárez, quien se encuentra asignado al área de electrónica en el Casino del Estudiante, le ofreció en venta un terreno en la colonia El Amate, lo trataron y ella le entregó tres mil pesos como enganche y posteriormente le pagó once mensualidades de mil pesos cada una. Todo parecía ir bien en el proceso de compraventa cuando alguien advirtió a Sara Morales que ese terreno que estaba comprando se ha inundado varias veces, ya que se encuentra en la margen del Río Huacapa. Aún peor, al indagar un poco más, resultó que el terreno en cuestión es zona federal y no propiedad del vendedor, por ello Sara acudió a cancelar el trato de compra-venta y pidió que le regresara su dinero. Inicialmente Alberto Casarrubias, dijo que devolvería los 14 mil pesos que Sara le entregó, sin embargo conforme fueron pasando los meses, su postura cambió, se volvió agresivo e incluso en un par de ocasiones habría insultado a la mujer, que acudía a tratar de recuperar su dinero. Ante la negativa de pago, ella decidió acudir al Ministerio Público a interponer una demanda formal en contra de Casarrubias Juárez, quien a su vez contrató un abogado que logró que la demanda de ella se viniera abajo por “cuestiones técnicas” que se señalaron equivocadas en la denuncia. Con lágrimas en los ojos, la mujer se acercó a reporteros que se encontraban asoleándose en el zócalo, para relatarles su triste historia, e indicó que la denuncia ante los medios se hace también para que la gente tenga cuidado al adquirir bienes inmuebles, y que no se deje sorprender por “vivales” como el que, a su decir, la defraudó. (Abel Miranda Ayala)

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