MARIO MORENO ARCOS VISITO LA SIERRA, SUPERVISANDO OBRAS

En punto de las siete de la mañana el alcalde capitalino Mario Moreno Arcos, salió de su casa para iniciar su jornada de trabajo, que en esta ocasión incluyó un largo recorrido a la Sierra de Chilpancingo. Antes de tomar camino hacia la carretera, Mario Moreno se detuvo unos instantes en la
Central de Autobuses de Chilpancingo, en donde conversó con comerciantes de la zona y compró los periódicos del día para mantenerse informado. Ya en la carretera rumbo a las comunidades de Chicahuales y Carrizal de Bravo, Mario Moreno Arcos, decidió hacer un alto en Cruz de Ocote, en donde fue recibido por la propietaria de un modesto tendajón, la cual le ofreció una taza de café y pan. Después del energético cafecito que al alcalde y a todos sus acompañantes les cayó muy bien, sobre todo por el intenso frío que se sentía a esa hora de la mañana, la comitiva continúo su trayecto hacia Chicahuales. Fue poco después de las nueve y media de la mañana, cuando el presidente municipal arribó a la citada comunidad, en donde fue efusiva y cálidamente recibido por un grupo de jóvenes de la localidad quienes a manera de bienvenida le colgaron multicolores collares de papel de china. Acto seguido, y flanqueado por los notables del lugar, encabezados por el comisario ejidal, Jerónimo de la Cruz Bernal, Mario se dirigió a la Cancha de Usos Múltiples, en donde también fue recibió por decenas de chiquillos que se empujaban unos a otros para saludarlo de mano y pedirle que para la otra les lleve juguetes y dulces, a lo que el alcalde se comprometió. Pero como los niños no querían irse con las manos vacías le dijeron… “mientras danos papeles –billetes-“, y sin esperar respuesta, de inmediato se formaron para recibir su domingo adelantado, que el alcalde gustoso y sin chistar les entregó, junto con balones de basquetbol. Y así, entre el ambiente festivo que provocó su visita, Mario Moreno Arcos continuó su recorrido hacia la comisaria cuyas instalaciones, actualmente en remodelación, recorrió y supervisó, mientras el comisario le informaba que ya les llevaron la loseta que colocarán en los próximos días. Luego se dirigió al Centro de Salud en donde corto el listón inaugural y les hizo entrega de los medicamentos del cuadro básico que les llevó para abastecer el lugar y dar servicio a la población. Ya muy pasadas las diez de la mañana y después de platicar con habitantes del lugar que aprovecharon la ocasión para hacerle diversas peticiones, el comisario Jerónimo de la Cruz Bernal, invitó al edil y a toda su comitiva a almorzar a su casa. Ya ahí, le sirvieron un plato rebosante de barbacoa de res, chivo y arroz, acompañado por un chiquihuite lleno de tortillas de mano saliendo del comal. Desde luego que no faltó una copita de buen mezcal y de inmediato Mario le hizo los honores a los platillos que generosamente le ofrecieron, que disfrutó con gran satisfacción. Ya en la despedida, se le acercó la esposa del comisario Emma Abarca Moreno, quien orgullosa le preguntó “¿le gustó señor presidente?”, a lo que el alcalde respondió “me gustó tanto que hasta comí de más, muchas gracias por su generosidad de siempre”. El edil y su comitiva que en esta ocasión integraron los síndicos Jorge Abelardo Adame Ávila y Roberto Torres Aguirre, así como los regidores Yenni Solís Carmona, Ernesto Monje Tovar, Teresa Robledo, Elizabeth Damasio, y el Secretario de Planeación Antonio Huitrón Gómez, se marcharon rumbo a Carrizal de Bravo en donde continuaron la gira de trabajo. Ya en Carrizal, fue recibido por el Presidente Estatal del Aguacate Crescencio Barragán quien lo invitó a recorrer las instalaciones del Centro de Acopio del fruto y le explicó el proceso de cultivo, producción y embalaje del aguacate que actualmente comercializan en tan solo algunos puntos de la entidad, por lo que le pidieron su apoyo y gestión ante el Gobierno del Estado para poder venderlo en otras entidades del país, que sin duda les permitiría obtener mayores ganancias y mejorar las condiciones de vida de quienes se dedican a esta actividad. Cuando Mario se disponía a marcharse y se despedía de los habitantes del lugar, se escuchó una voz que le dijo: “Mario, no eres un buen sierreño si no te quedas a echarte un taco y un mezcal con nosotros”… entonces, sin remilgo alguno Mario aceptó la invitación y nuevamente saboreó otro exquisito plato de barbacoa de res, acompañada con un buen trago de mezcal, con lo que dio por concluida su visita por aquellos hospitalarios lugares.

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