Policías Comunitarios “también practican la tortura”, denuncian
Delegados, coordinadores y funcionarios de la Policía Comunitaria, brazo armado de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), también practican la tortura en contra de indígenas que someten a procesos de reeducación, pero cuentan con el respaldo del Centro de Derechos
Humanos de la Montaña Tlachinollan y de algunos medios de comunicación estatal, denuncian. Una vez que llegó al Congreso local el tema de la tortura, y ante una serie de cuestionamientos en contra de agentes ministeriales y militares por ejercer esta práctica (la tortura), grupos de indígenas de la Montaña y la Costa Chica, precisamente del municipio de San Luis Acatlán, donde tiene su origen la Policía Comunitaria, denunciaron hechos de este tipo y coincidieron en demandar en que sea tipificado como delito grave y doloso. Paulina Maldonado Catalán y Anastasia Reyes Vázquez de la comunidad de Pueblo Hidalgo municipio de San Luis Acatlán, precisaron que hasta el momento, han detectado más violaciones y actos de tortura cometidos por los coordinadores de la CRAC o delegados de la Policía Comunitaria, quienes violan los derechos humanos de los indígenas y gozan de total impunidad. Narraron que “cuando esos coordinadores amparados en las asambleas de las comunidades someten a los indígenas a los denominados “procesos de reeducación”, es en estos donde se da la tortura, porque tienen a las personas sin probar alimento, no les dan ni agua, a otros los encierran en cuartos oscuros y reducidos para que confiesen “sus crímenes”, los someten a trabajos forzados; no respetan mujeres, niños y mujeres con niños pequeños, ellos agarran parejo y los encierran”. Como ejemplo mencionaron un caso que se dio el año pasado, cuando delegados de la CRAC retuvieron a dos compañeras mujeres en relación a un fraude de la casa prestamista “Chinde Etanyo”, donde aparte de torturas, sufrieron acoso sexual porque eran mujeres jóvenes, y nadie hizo nada. Ambas denunciantes coincidieron en exigir, que desde el Congreso local, se debe impulsar que el delito de tortura sea calificado como grave y doloso, pero que también contemplen castigar a los delegados y representantes de la CRAC que han incurrido en este tipo de práctica y que hasta el momento dichos agravios cometidos en contra de los indígenas de las costas y la montaña, siguen en la impunidad, además de que esta policía cuenta con el respaldo de Tlachinollan que se dice defensor de los derechos de los indígenas. (NOTYMAS)
Humanos de la Montaña Tlachinollan y de algunos medios de comunicación estatal, denuncian. Una vez que llegó al Congreso local el tema de la tortura, y ante una serie de cuestionamientos en contra de agentes ministeriales y militares por ejercer esta práctica (la tortura), grupos de indígenas de la Montaña y la Costa Chica, precisamente del municipio de San Luis Acatlán, donde tiene su origen la Policía Comunitaria, denunciaron hechos de este tipo y coincidieron en demandar en que sea tipificado como delito grave y doloso. Paulina Maldonado Catalán y Anastasia Reyes Vázquez de la comunidad de Pueblo Hidalgo municipio de San Luis Acatlán, precisaron que hasta el momento, han detectado más violaciones y actos de tortura cometidos por los coordinadores de la CRAC o delegados de la Policía Comunitaria, quienes violan los derechos humanos de los indígenas y gozan de total impunidad. Narraron que “cuando esos coordinadores amparados en las asambleas de las comunidades someten a los indígenas a los denominados “procesos de reeducación”, es en estos donde se da la tortura, porque tienen a las personas sin probar alimento, no les dan ni agua, a otros los encierran en cuartos oscuros y reducidos para que confiesen “sus crímenes”, los someten a trabajos forzados; no respetan mujeres, niños y mujeres con niños pequeños, ellos agarran parejo y los encierran”. Como ejemplo mencionaron un caso que se dio el año pasado, cuando delegados de la CRAC retuvieron a dos compañeras mujeres en relación a un fraude de la casa prestamista “Chinde Etanyo”, donde aparte de torturas, sufrieron acoso sexual porque eran mujeres jóvenes, y nadie hizo nada. Ambas denunciantes coincidieron en exigir, que desde el Congreso local, se debe impulsar que el delito de tortura sea calificado como grave y doloso, pero que también contemplen castigar a los delegados y representantes de la CRAC que han incurrido en este tipo de práctica y que hasta el momento dichos agravios cometidos en contra de los indígenas de las costas y la montaña, siguen en la impunidad, además de que esta policía cuenta con el respaldo de Tlachinollan que se dice defensor de los derechos de los indígenas. (NOTYMAS)
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