Campesinos de Coyuca de Benítez dejan sus pueblos por la inseguridad

Hechos violentos registrados en varias localidades de la sierra de Coyuca de Catalán, donde en los últimos 4 días han sido asesinadas cinco personas, más de cien integrantes de 21 familias, optaron por abandonar sus hogares en las comunidades de Hacienda de Dolores, y Gachupines, para refugiarse en
albergues de la cabecera de su municipio y de Ciudad Altamirano, municipio de Pungarabato. De acuerdo con la información que se tiene de esta zona del Estado, tan solo del jueves al domingo de la semana pasada, fueron asesinadas cinco personas, el jueves en el poblado de Piedra Colorada, mataron a Argelia Díaz Pérez, quedando herido su esposo Isidro Benítez Hernández; el sábado, en Hacienda de Dolores, fueron víctimas de homicidio a balazos Andrés Díaz Ayala, y su hijo Jorge Díaz Zarco; al otro día en el mismo pueblo, mataron a Celso Chávez Segura, y Fortino Méndez Segura, sobrinos de la dirigente campesina ecologista, Juventina Villa Mojica. Mojica Villa, acusó como responsables de estos crímenes a grupos de tala montes y narcotraficantes de la región, quienes, aseguró que cuentan con la protección de corporaciones policiacas, militares y en sí “el gobierno” por ello actúan con impunidad y sus crímenes nunca son esclarecidos. Esta misma dirigente en abril de 2011 encabezó un éxodo de 28 familias de comunidad de La Laguna, para refugiarse en las inmediaciones de la localidad de Puerto las Ollas, de donde regresaron en noviembre del mismo año, tras acuerdos con autoridades para implementar mecanismos de seguridad y protección para las familias. Las 21 familias que se desplazaron durante el día lunes, se distribuyeron en tres grupos, el primero se instaló en las oficinas del DIF del municipio de Pungarabato (Ciudad Altamirano); otro más en el Cerro de las Antenas, donde acondicionaron una casa prestada, en el mismo municipio; y el tercero en el DIF de Coyuca de Catalán. Los campesinos, que se dedican a la defensa de los bosques en la zona del Filo Mayor, de la Sierra Madre del Sur, permanecerán en los albergues hasta que en sus comunidades se den los niveles de seguridad mínimos para subsistir y seguir trabajando. (Abel Miranda Ayala)

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