OPINION

Por Manuel Tello Zapata.

LO QUE VIENE

Una vez que el Instituto Federal Electoral ha cerrado su programa de Resultados Preliminares (PREP), este miércoles dará inicio el conteo formal y definitivo de toda la elección, tanto federal como de los estados. El siguiente paso es la judicialización del proceso en aquellos casos donde algún candidato
perdedor considere que hubo irregularidades que actuaron en su contra, y será el TRIFE quien diga la última palabra.
Obviamente, Andrés Manuel López Obrador no reconoce que ha sido derrotado y haciendo uso de su derecho, impugnará la elección ante las instancias correspondientes. Será una pérdida de tiempo y una forma más de prolongar su agonía ya que el piso está bien parejo. Por su carácter que muchos califican como intolerante, no creemos que alguno de sus asesores o colaboradores más cercanos tenga el valor de decírselo.
Para Andrés Manuel, todos los mexicanos votaron por él y quienes no lo hicieron es porque vendieron su voto. No concibe que el PRI pueda tener seguidores en su sano juicio, porque aunque ese partido tiene doce años que no gobierna a nuestro país, lo califica como el causante de todos nuestros males. Todo es según el cristal del cual se mira.
Resulta sumamente interesante observar los resultados del PREP. Enrique Peña Nieto ganó en 21 Estados del país (antes del domingo escribimos aquí que el PRI gobierna 20); Andrés Manuel López Obrador obtuvo la ventaja en solo ocho entidades, incluyendo al Distrito Federal donde le sacó a EPN una ventaja de 1 millón 250 mil votos. Josefina Vázquez Mota ganó solamente en tres Estados: Guanajuato, Nuevo León y Tamaulipas.
El discurso redentor de Andrés Manuel, que promete a los más desprotegidos sacarlos de su miseria como por arte de magia en cuanto sea Presidente; que ofrece acabar con la corrupción, el gran flagelo de México (aunque su pasado y el de muchos de sus amigos deja mucho que desear en ese sentido); su división de los mexicanos en dos grupos: los de arriba y los de abajo, este discurso prende fácilmente en los estados con mayor subdesarrollo de nuestro país.
Es por eso que AMLO ganó la elección en Guerrero, Oaxaca, Tlaxcala, Quintana Roo, Tabasco, Puebla, Morelos y el Distrito Federal, donde existen grandes grupos de pobres que tienen una fe casi religiosa en lo que les ofrece su líder. Cabe citar que también existen muchos ciudadanos de clase media y alta, con educación y cultura, que siguen al Peje por su repudio hacia lo peor que ha producido el sistema político mexicano, entre esto desde luego: al viejo PRI.
En otros Estados con mayor desarrollo y mucha población de clase media como los del norte de México, no le creen a López Obrador ni se van con la finta sobre el contenido de su propuesta política. Es por eso que Peña Nieto ganó en Aguascalientes, Baja California Norte y Sur, Hidalgo, Jalisco, Estado de México, Michoacán, Campeche, Colima, Coahuila, Chiapas, Chihuahua, Durango, Yucatán, Nayarit, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora Veracruz y Zacatecas.
Gracias a que la legislación electoral está muy clara se puede predecir una aproximación sobre lo que nos espera en los siguientes días: habrá conteo de votos con apertura de muchas urnas, pero no todas las que pide López Obrador; no hallarán ninguna prueba de la compra de votos en las urnas; no descubrirán irregularidades serias porque se supone que en todas las casillas hubo representantes de AMLO que le son cien por ciento leales; finalmente la ventaja de ambos candidatos se reducirá un poco por algunos votos que fueron mal anulados, sin que afecte el resultado que ya conocemos todos; al recibir Peña Nieto su constancia de mayoría, El Peje interpondrá su querella ante el Tribunal Federal Electoral, donde finalmente desecharán sus argumentos por inconsistentes, dando por cierto el resultado oficial de la elección.
Aquí vendrá lo bueno: sobre la actitud que asuma Andrés Manuel luego de que las autoridades electorales agoten todos los recursos y se cierre el capítulo de esta elección, no nos atrevemos a hacer un pronóstico; aunque mucha gente ya augura desde ahora, que la va a hacer mucho de tos, saliendo a la calle y “liderando” a varios miles de rijosos que lo siguen con fe religiosa. Falta Poco para conocer lo que viene.
RIP AL PRI
En Guerrero el PRI salió de terapia intensiva, donde se hallaba desde la pasada campaña por la gubernatura del Estado… y se fue directo al panteón. Luego de una larga agonía pasó a mejor vida porque sus pésimos médicos jamás quisieron poner el remedio adecuado a sus males: el cacicazgo, la imposición, el dedazo etc..
La derrota fue más que estrepitosa; pero a diferencia de muchos, que consideran sin faltarles desde luego razón, que fue el “efecto López Obrador” el culpable de esta muerte anunciada, nosotros consideramos que el PRI perdió y casi se lo lleva patas de cabra por el “efecto Víctor Valencia-Manuel Añorve”.
Si el segundo se hubiera esperado al 2015, dando oportunidad a que su primo hermano Ángel fuera el candidato a gobernador, no se hubiera partido en dos el tricolor. Con su derrota debió hacerse a un lado pero Añorve: el ambicioso, continúo mangoneando al partido bajo la cobija de sus padrinos Beatriz Paredes y Manlio Fabio.
Lo peor vino cuando despidieron a Efrén Leyva Acevedo enviando en su lugar a Víctor Valencia de los Santos. Este individuo, ex policía en su estado de origen al que se le investiga por sus presuntos nexos con la delincuencia organizada, vino a hacer un suculento negocio con el partido, vendiendo las candidaturas en 300 y hasta en 500 mil pesos, traficando con las encuestas que hizo pagar a los aspirantes, con las que se llevó mucho dinero a sus bolsillos.
Cuando corrieron a Víctor Valencia por inepto y deshonesto el daño ya estaba hecho. En su lugar enviaron a Cuauhtémoc Salgado Romero, que nunca hizo nada por recomponer las cosas y hundió a la dirigencia estatal en la mediocridad, además de que afirman muchos priístas que “Cuau” se clavó todo el dinero que le enviaron para las campañas y en parte por eso la derrota estrepitosa ¿Será?
manueltello2002@yahoo.com

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