Extraños Visitantes

Por Ignacio Mena Duque


Desde que era (fui) adolescente, tuve la suerte de que tuviera gusto por leer un libro, especialmente desde que cayó a mis manos providencialmente, un libro conformado por Severo Mirón en un folleto de 3 a 4 cuartillas. Desde entonces –hace ya muchos años- me apasioné por leer algunos libros, y
desde entonces también tuve la intención de comentar los libros que fuera leyendo. Ahora, ya no podría comentar ni la mitad de los libros que he leído porque –perdonen la inmodestia- suman algunos cientos. No obstante, casualmente cayó a mis manos un libro, una novela de un licenciado egresado de la Universidad Autónoma de Guerrero (U.A.G.) Su nombre es Gonzalo Brito Cuevas, a quien circunstancialmente encontré desayunando en una modesta fonda, en la cual también quien esto escribe se encontraba tomando los alimentos. Como en la mesa sólo se podían sentar unas 6 u 8 personas, la plática era obligada. De esta manera él me obsequió su libro: “Extraños Visitantes” y yo, a cambio, le dediqué mi libro: “Juárez Para Todos”, el único de mi autoría que ha merecido una Segunda Edición. Yo siempre pondero este ejemplar, diciendo que tan sólo con la lectura del prólogo, debido a la sapiencia histórica del Señor Lic. don Juan Pablo Leyva y Córdoba, ya quedaba justificados el costo de “mi Juárez”, con el valor agregado que el prólogo en una cátedra doble de Historia y de Literatura, pues muchos de mis paisanos chilpancingueños saben ya de la fama que el Señor Notario N° 1 es, además, un gran poeta y un hombre dedicado “a las letras”.


El autor de Extraño Visitantes, escribe –ciertamente- con mucha sencillez, pero al mismo tiempo en una forma bella; imaginativa. Él es un paisano de Acapulco.


Tiene un amigo cercano, casi un hermano, de nombre José Luis. En la novela el autor se llama Gabriel, “Gabo” para sus amigos. Pues bien, Gabo y José Luis conocen a unas muchachas: Connie, que se hace novia de José Luis y Joanna, les presentó a una pareja excepcional. Ella se llamaba Atiella y él Arahel, quienes resultaron ser nada más –pero nada menos- que representantes consulares de Italia en nuestro país. Estos diplomáticos son poseedores de una gran cultura y muy educados, por lo que traban amistad con los padres de Gabriel, a quien lo nombran algo así como auxiliar en la representación consular y merecedor a muchas atenciones: casas, carro, mejor sueldo y la promesa de una vida mejor a cambio de que, tanto Gabriel como su novia (Joanna) realicen unas encuestas en el Estado de Guerrero y, en general, en toda la República Mexicana.


Aquí viene lo insólito e imaginario: Arahel y Atiella no son seres comunes, ellos son científicos extraterrestres, interesados en nuestra vida social, cultural, económica, pero especialmente solicitan a sus amigos mexicanos que hagan un estudio de tipo ecologista, es decir, su trabajo consistía en “descubrir” y hacer un informe de la República Mexicana, de todo aquello que perjudica el medio ambiente y por esto, perjudica la salud de sus habitantes.


Para que Joanna y Gabriel cumplan con su compromiso, disponen de un auto especial que puede desplazarse a la velocidad del sonido, lo cual les permite cumplir su cometido en muy poco tiempo. Lo cual no tiene nada de extraordinario pues los extraterrestres les confiesan que provienen de otra galaxia y de un planeta muy parecido al planeta Tierra. Proceden de un sistema solar llamado Orión y su planeta se llama Alnilam. Les confiesan además de que los terrícolas son visitados por los habitantes de su planeta desde hace cientos y miles de años, con los cuales había existido una estrecha colaboración, hasta que los grandes guías terrestres fallaron, pues se corrompieron y junto con los grandes empresarios, “nos corrieron de aquí y nos empezaron a echar la culpa de lo que estaba pasando”; le comentaron.


En sólo tres o cuatro meses (con su vehículo extraterrestre), pudieron conocer todos los problemas ecológicos de México; así por ejemplo en Acapulco, se dieron cuenta de lo contaminado que estaba la Bahía por causa de los deshechos que la gente ignorante arrojaba a los causes de los ríos; nos hablan de ese olor persistente que producen las aguas negras que contaminaron la bahía, de esta misma manera, su investigación se amplía a otros ciudades y estados del país que también sufren de la repudiable contaminación de esta forma junto con su informe, el investigador acapulqueño tiene la satisfacción de exponer su opinión revolucionaria, contra las compañías y empresas que con sus desperdicios, contaminaron ríos, lagos y mares, así como para criticar a los políticos corruptos que “se hacen de la vista gorda”, ya que, a cambio de algunos pesos se alían con los depredadores del planeta. Su narración es amena, especialmente cuando visitan el Sureste mexicano, pues la enriquece con su experiencia de viajero incansable. Como si fuera un promotor turístico, nos habla elocuentemente del Sureste Mexicano.


Debido a la contaminación, a la tala inmoderada, a los incendios criminales, se puede afirmar que por estas causas, “se eleva el dióxido de carbono, se calienta los océanos, se derriten los glaciares y sube el nivel del mar, se deshiela el permafrost, aumentan los incendios devastadores, se encogen los lagos, se colapsan las plataformas de hielo, aumentan las seguías prolongadas, terminan las lluvias normales y aumentan las precipitaciones pluviales por medio de depresiones, ciclones o huracanes, destruyendo ciudades y pueblos. Se secan los arroyos y fluyen solamente cuando llueve, la primavera se anticipa, el otoño se retrasa, las plantas florecen antes de tiempo, las aves que sobreviven anidan antes, nos invaden especies exóticas, desaparecen los anfibios, se erosionan las costas y el aumento repentino de las temperaturas en las altas latitudes”.


Por la forma en que la novela u el novelista se comprometen con el pueblo, puedo asegurar, que la lectura de “Extraños Visitantes”, bien vale la pena comentarla, ya que espero –que al través de su lectura-, sean capaces de ser mejor ciudadanos ecologistas.


Sr. Lic. Gonzalo Brito Cuevas le deseo mucho éxito a su impresionante novela y por mi parte le envío -junto con mi fraterno saludo- la más sincera felicitación, porque por medio de su novela, se nos presenta un hombre y un escritor que ama el entorno social de su patria mexicana.

Respetuosamente.

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