En Zitlala los hombres se “purificaron” a golpes, para recibir limpios la cuaresma

*Con tan peculiar ritual cumplieron con su tradición prehispánica
*Este Miércoles de Ceniza acudirán a hacerlo con el rito Católico

Abel Miranda Ayala


Nadie en el pueblo tiene del todo claro cómo inició esta tradición, pero desde que se tiene memoria, en la víspera del Miércoles de Ceniza, con el que se inicia la cuaresma, en el municipio de Zitlala, toda la población masculina se reúne en el centro del pueblo para realizar un peculiar ritual consistente en
enfrentarse a golpes, en dicho ritual participan, niños adultos y ancianos que quieren demostrar su valentía.
En la celebración, los peleadores inician la fiesta partiendo de los tres barrios tradicionales, San Francisco, San Mateo y la Cabecera, acompañados por bandas de música de viento recorren las calles hasta llegar al zócalo…
Una vez ahí, un peleador señala a un posible contrincante, buscando que sea más o menos de la misma complexión y si aquel acepta el reto, intercambian a golpes hasta que uno decida ya no seguir, porque mientras no se pida detener el combate, aunque se tengan lesiones y estén bañados en sangre, el combate seguirá.
Los peleadores, o la mayoría de estos, visten ropa de mujer y/o máscaras para no ser identificados de inmediato…
Algunos historiadores señalan que esta fiesta tiene su origen en la época prehispánica cuando a esta comunidad de origen Nahuatl, llegaron tropas de una tribu denominada “coahuixcas”, quienes tenían fama de asesinar a los hombres y llevarse a las mujeres, por ello los varones se vistieron de mujer y cuando llegaron los invasores fueron enfrentados a golpes, derrotados y expulsados del lugar, desde entonces se inició esta actividad en la que para evocar su triunfo se vuelven a vestir con ropa tradicional de mujer y se enfrentan a golpes entre los pobladores de los distintos barrios.
Otra versión para explicar este ritual indica que, por el inicio de la cuaresma los pobladores tributan su dolor, sudor y sangre para santificarse y así poder recibir las bendiciones eclesiásticas, teniendo un alma limpia.

DEFORMACIÓN DE LA FIESTA.

Antaño, los hombres utilizaban sólo la ropa femenina encima de la masculina, además de algunos paliacates y sombreros, sin embargo actualmente los peleadores utilizan máscaras de luchadores, se colocan botes de plástico en la cintura y se vendan las manos como boxeador, sin embargo la esencia de la confrontación sigue siendo la misma.
Al enfrentamiento cuerpo a cuerpo se le han asignado algunas reglas como que no se vale golpear a un caído, están prohibidas las patadas y sólo se enfrentarán si ambos peleadores están de acuerdo y al final deberán darse la mano.
Otra de las deformaciones a la festividad es la participación de mujeres en las peleas, pues a pesar de que esta había sido por siglos una fiesta en la que participaban única y exclusivamente hombres, este año se vio a un grupo de mujeres organizando los enfrentamientos entre niñas.
La fiesta del Martes de Carnaval, en Zitlala es sólo unas de las más arraigadas tradiciones que tiene en este pueblo, otra es el ritual de petición de lluvias, cuando el tres de Mayo, se enfrentan los mismos pobladores que ayer lo hicieron a puño limpio, pero utilizando máscaras de Tigre elaboradas de vaqueta de res y se pegan con un mazo elaborado de reata de lazar.
En las dos “batallas”, se pelean los de un barrio con otro, sin embargo una persona puede retar a cualquier otra para enfrentarse.
Los lugareños indican que no hay rivalidad entre ellos, sino que este ritual les sirve para desahogarse y sentirse a gusto, "Los madrazos duelen, pero el cuerpo lo pide y se miden las fuerzas, y lo más importante es que a nadie se le obliga pelear", dijo uno de los combatientes cuando limpiaba su nariz que recibió un golpe y le sangraba.
Las peleas duran prácticamente toda la tarde desde las tres que salen de sus respectivos barrios los contingentes hasta alrededor de las 8 de la noche cuando ya la mayoría de los pobladores se encuentra muy ebrios por el mezcal y cerveza que se consume como parte de la demostración de hombría.
Aunque la tradición hoy en día tiene muchas variantes con la que se practicaba hace algunos años, los zitlaltecos, cumplieron con el ritual y a pesar de algunos lesionados, el evento se realizó sin novedad.

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