Cuatro internos del penal capitalino se echaron ayer “la soga al cuello”

Para los alrededor de mil internos que habitan el Centro de Readaptación Social de Chilpancingo, este martes 14 de febrero fue un día como cualquier otro, dedicado a la creación de artesanías y las diversas actividades cotidianas, sin embargo para cuatro de ellos será una fecha sin igual, ya que ayer
demostraron que el amor es superior a las rejas de la prisión, pues contando con el apoyo de autoridades de diversos órdenes, lograron unir sus vidas en legítimo matrimonio con sus respectivas parejas, que no son miembros de la población carcelaria.
El matrimonio colectivo se realizó en el interior de la biblioteca del Cereso, hasta donde autoridades del DIF municipal, del Registro Civil y directivos del penal, se trasladaron para dar fe de los cuatro enlaces matrimoniales, que se celebraron como parte de las conmemoraciones del día del amor y la amistad.
J. Carmen León Santiago y Blanca Azucena Angón Villafaña, fueron de las parejas que se unieron en matrimonio, ellos afuera del penal llevaron una vida en unión libre y producto de ello procrearon dos hijas que hoy cuentan con 2 y 5 años de edad.
León Santiago relató que es originario de la región de Tierra Caliente y se encuentra detenido desde hace más de seis meses por el delito de portación de arma de fuego de uso exclusivo del ejército, sin embargo consideró que hoy la vida le está dando una nueva oportunidad para reencontrar el amor a lado de su pareja y enmendar el camino para ser un ejemplo de ser humano para sus hijas.
“Aquí están nuestras familias, demostrándonos que aún estamos unidos a pesar de la adversidad, que aún tenemos su apoyo y su respaldo”, dijo J. Carmen León Santiago, quien agradeció a la esposa del alcalde Capitalino Héctor Astudillo Flores, Mercedes Calvo, quien asistió a la celebración y les llevó algunos presentes.
El interno comentó que las autoridades cubrieron todo el gasto del matrimonio, incluso el pastel y refrescos que se repartieron entre los asistentes, “les agradezco su apoyo, su solidaridad y nuestro compromiso ahora es mantener este matrimonio, darle fuerza a nuestro amor y seguir adelante”.
El recién casado indicó que su estancia en la prisión ha sido una experiencia que ha tomado para bien, pues además de conocer la fortaleza de su amor, también le permitió concluir sus estudios de nivel primaria en el sistema abierto que opera al interior del penal y actualmente realiza cursos para acreditar el nivel secundaria, “aquí se le toma más interés a lo que uno tenía afuera y ya no lo tiene, valora más la familia, el trabajo y muchas otras cosas”.
Contó que en la Tierra Caliente se desempeñaba como peón de Albañil, sin embargo de acuerdo con notas periodísticas habría pertenecido a una banda de asaltantes y extorsionadores que fueron detenidos en el municipio de Tlapehuala el mes de agosto del 2011 por la policía federal, quien les aseguró diversas armas y en específico al hoy desposado un rifle tipo AK-47.
Finalmente comentó que además de estudiar la secundaria, también está aprendiendo oficios como el de coser balones y la elaboración de collares, de tal forma que cuando le llegue el momento de salir de la cárcel, estás enseñanzas podrían darle la oportunidad de tener un oficio, “mi familia está viendo que me sirve, para algo estoy cambiando y me estoy haciendo más responsable hacia mi familia”. (Abel Miranda Ayala)

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