Sobreviven más de 200 familias en la capital con la recolección de la basura
Más de 200 familias capitalinas han logrado llevar el sustento económico diario a sus hogares, trabajando la recolección de las más de 150 toneladas de basura que genera la ciudad al día.
La jornada de los recolectores de basura, inicia desde la 6 de la mañana hasta las 6 de la tarde, varios
de ellos se encuentran organizados con algunos transportistas como es la COSTEG, a quien mensualmente le aportan la cantidad de 100, esto como una cuota que los respalda ante alguna situación. El basurero municipal se encuentra ubicado al sur de la ciudad, a la altura de la colonia la cinca, ante la falta de empleo en la capital y la sobrepoblación de pepenadores, decidieron distinguirse por colores, lo que representaría que de los tres colores que se distinguen en el basurero, un color debería descansar un día, alternándose con los otros. El color, el rojo, gris y azul, cada uno de estos colores se alterna para no laborar un día y la basura que se acumula alcance a los pepenadores que les tocó laborar, los grupos son de 25, 35 y 30 personas, quienes se acomiden a descargar las camionetas o vehículos particulares y poder recibir alguna propina. El grupo de color azul está organizado para venderle su plástico, vidrio, cobre, fierro y otros, a ciertos compradores al igual que lo hacen los otros como es el gris y el rojo, los pepenadores tienen la ventaja de venderle ciertos materiales al “chachareo”, quien se encarga de comprarles licuadoras descompuestas por la cantidad de 5 pesos, a las que se les quita el cobre y reunir una cantidad significativa para poderlo revender, computadoras, o partes de aparatos electrodomésticos. Un pepenador gana en promedio la cantidad de 150 a 300 pesos por día, más las propinas que reciben de los propietarios y trabajadores de camionetas particulares recolectoras de basura, estas unidades se encuentran integradas a organizaciones de transporte público para contar con el respaldo de los líderes y poder desempeñar su trabajo sin que alguna autoridad los moleste. Un recolector de basura propietario de una unidad quien no quiso proporcionar su nombre, manifestó que uno de los riesgos que representa la basura, son las enfermedades por los desechos que ahí llegan, pero es un modo de vivir y de buscar alternativas de empleo. “Mi hijo tiene once años y ya maneja la camioneta e incluso ya aprendió este oficio que no te deja morir, lo malo que aunque estamos organizados no tenemos ningún derecho a la salud, aquí olemos desde perros muertos, tripas de pollo y muchos desechos, sin que nadie valore este trabajo”, terminó diciendo.(Fabián Ortiz/ ANG)
de ellos se encuentran organizados con algunos transportistas como es la COSTEG, a quien mensualmente le aportan la cantidad de 100, esto como una cuota que los respalda ante alguna situación. El basurero municipal se encuentra ubicado al sur de la ciudad, a la altura de la colonia la cinca, ante la falta de empleo en la capital y la sobrepoblación de pepenadores, decidieron distinguirse por colores, lo que representaría que de los tres colores que se distinguen en el basurero, un color debería descansar un día, alternándose con los otros. El color, el rojo, gris y azul, cada uno de estos colores se alterna para no laborar un día y la basura que se acumula alcance a los pepenadores que les tocó laborar, los grupos son de 25, 35 y 30 personas, quienes se acomiden a descargar las camionetas o vehículos particulares y poder recibir alguna propina. El grupo de color azul está organizado para venderle su plástico, vidrio, cobre, fierro y otros, a ciertos compradores al igual que lo hacen los otros como es el gris y el rojo, los pepenadores tienen la ventaja de venderle ciertos materiales al “chachareo”, quien se encarga de comprarles licuadoras descompuestas por la cantidad de 5 pesos, a las que se les quita el cobre y reunir una cantidad significativa para poderlo revender, computadoras, o partes de aparatos electrodomésticos. Un pepenador gana en promedio la cantidad de 150 a 300 pesos por día, más las propinas que reciben de los propietarios y trabajadores de camionetas particulares recolectoras de basura, estas unidades se encuentran integradas a organizaciones de transporte público para contar con el respaldo de los líderes y poder desempeñar su trabajo sin que alguna autoridad los moleste. Un recolector de basura propietario de una unidad quien no quiso proporcionar su nombre, manifestó que uno de los riesgos que representa la basura, son las enfermedades por los desechos que ahí llegan, pero es un modo de vivir y de buscar alternativas de empleo. “Mi hijo tiene once años y ya maneja la camioneta e incluso ya aprendió este oficio que no te deja morir, lo malo que aunque estamos organizados no tenemos ningún derecho a la salud, aquí olemos desde perros muertos, tripas de pollo y muchos desechos, sin que nadie valore este trabajo”, terminó diciendo.(Fabián Ortiz/ ANG)
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