Por culpa de una bala perdida Toño se sienta como Horacio

Entre las víctimas colaterales que dejó el desalojo de estudiantes del pasado lunes, se encuentra, Antonio Álvarez Moyao, un policía estatal, comisionado a la escolta de seguridad del Presidente del Tribunal Superior de Justicia, Jesús Martínez Garnelo, y quien el 12 de
diciembre se encontraba afuera de Casa Guerrero, cuando fue alcanzado por una bala perdida que le travesó la pierna derecha en su tercio superior.
El escolta, se presentó ayer el Ministerio Publico de la delegación estatal de la PGR, con la intención de entregar la ojiva (bala) que, según dice, fue localizada en la bastilla de su pantalón, luego de que perforó su glúteo y encontró salida por la parte delantera de su pierna, sin lograr romper la tela del su pantalón, en cuya bastilla se alojó.
En su muy particular opinión, la bala podría ser de las utilizadas por los fusiles G-3 (calibre 7.62 x 51), que es el arma que actualmente portan los policías federales, sin que esto pudiera afirmarlo.
El herido relató que el 12 de diciembre acompañó al presidente del Tribunal Superior de Justicia, hasta Casa Guerrero y como de costumbre él esperó afuera del inmueble donde había escoltas de otros funcionarios, alrededor de las 12:30 del día sintió que algo golpeó su glúteo y al ponerse la mano sobre el mismo se percató de que estaba sangrando, sus compañeros lo auxiliaron y vieron que se trataba de un impacto de bala por lo que lo trasladaron hasta la clínica del ISSSTE donde le brindaron auxilio médico.
Cuando fue dado de alta y le regresaron su ropa, se percató que en la bastilla de su pantalón se encontraba alojada la ojiva que le atravesó el glúteo, por lo que decidió presentarse voluntariamente ante la PGR, para entregar la ojiva, pretendiendo que se integrara como evidencia en las investigaciones que se realizan, respecto al desalojo de los normalistas.
Resultaría realmente extraño y digno de “sospechosismo” que la autoridad ministerial aceptara esa bala como evidencia de un caso cuando a nadie, que tenga fe ministerial, le consta su procedencia exacta. El sin poner en duda las palabras del policía lesionado. (Abel Miranda Ayala)

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