LAS COSAS COMO SON

Por: Tomás Benítez Cano

*A un año de su muerte, dedico esta columna con cariño de amigo y hermano a Máximo Díaz Castillo.

LOS HICIERON PEDACITOS

Al igual que la gran mayoría de los guerrerenses, sus primeros años fueron verdaderamente difíciles, sobretodo porque entre nosotros no existe la cultura de protegerlos y ayudarles a su desarrollo. Sin embargo, se sobrepusieron a todo tipo de adversidades y lograron crecer tan frondosos como si en
ningún momento de su vida les hubiera hecho falta nada.
Vivían juntos, uno al lado del otro, en fila india del uno al seis. El verlos casi todos los días hizo que los quisiéramos como si fueran de la familia, por eso hoy su muerte nos entristece y nos indigna. Si el sólo hecho por sí mismo ya es reprobable, la forma como cayeron abatidos es infinitamente condenable.
Fueron masacrados sin misericordia, sin piedad y sin compasión, a sus escasos diez años. Sicarios ecológicos a sueldo los desmembraron y los hicieron picadillo. En cuanto caía uno de ellos, sus asesinos corrían a rematarlos: pas, pas, pas… hasta dejarlos en pedacitos.
Como suele suceder en este tipo de masacres, nadie se metió, nadie los defendió. Todos nos hacíamos de la vista gorda, como que no veíamos ese horrendo multi homicidio, la indiferencia total.
Anteriormente, hace unos tres años, ya habían sido amenazados de muerte, pero el miedo “al que dirá” de los chilpancingueños el hecho no se consumó. Pero hoy que las órdenes las da otro, el sentir y opinión de los capitalinos se los pasó por quién sabe dónde y... fuego. Igualito que los despedazados en el céntrico andador Zapata.
Si eso les pasó a todos estos que vivían en una de las zonas más transitadas de Chilpancingo, imagínense la suerte de los que están en lo solo y despoblado. Todo por terminar --al costo que sea-- el maldito puente del capricho. Sí, estoy hablando de los seis hermosos arboles que se chingaron para poner en su lugar toneladas y más toneladas de cemento…ULEROS.


SE REESTRUCTURA EL PRI
Con las dimisiones y relevos en el PRI, todo indica que ahora sí van todos y con todo en pos de la Presidencia de la República. El partido se les entrega entera y totalmente a los dinos con Pedro Joaquín Codwel a la cabeza, en una señal muy clara del ya casi candidato presidencial Enrique Peña Nieto de que a nadie se le excluirá en el propósito de llegar a los pinos.
Tanto a nivel nacional como en Guerrero, el PRI cambia a sus dirigentes porque Moreira era como una manzana podrida que podría afectar al conjunto y Efrén Leyva ya no garantizaba la unidad de la militancia tricolor guerrerense, pues ya se había convertido en el operador del grupo que forman los alcaldes de Acapulco y Chilpancingo.
Los priistas menos arcaicos o de plano muy jóvenes también tendrán sus espacios, unos en la estructura de la campaña y otros en las miles de asociaciones civiles que se formarán para jalar el voto de este sector. Por lo pronto, en Chilpancingo ya tomó protesta este fin de semana José Manuel Sánchez Chávez como dirigente de Juventud Juarista A.C., que es un movimiento nacional de chavos que tienen muchas ganas de participar en política y en la toma de decisiones en el país.
Arropados por varios políticos del PRI, pues aunque tiene el carácter de asociación civil la agrupación es filial de este partido, los jóvenes que conforman el comité directivo de Juventud Juarista en el municipio lograron acercar a centenares de sus compañeros al acto de toma de protesta, por lo que se espera que esta organización tenga una importante presencia en la zona centro, pues dentro de su programa de trabajo traen actividades y tareas muy importantes y de interés para la juventud.
Por ejemplo, realizarán actividades de protección y concientización sobre el medio ambiente; acciones concretas de vinculación estudiantil y de tipo social, entre las que destacan la prestación de asesoría jurídica gratuita a la sociedad y servicios médicos, así como campañas para apoyar a grupos vulnerables en tiempos difíciles.
Si bien es cierto que los integrantes de esta agrupación son muy jóvenes --empezando con José Manuel Sánchez Chávez, quién todavía no llega a la mayoría de edad--, es precisamente esta característica la que garantiza el cumplimiento a la sociedad, pues traen muchas ganas de trabajar y, como casi todos los jóvenes, todavía no son portadores de malas mañas. Son chavitos sanos y muy bien intencionados, a quienes, seguramente, la gente les creerá más que a todos los cartuchos quemados que tiene el PRI

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