Encuentran putrefactos en su casa a un profesor del Cobach y su acompañante

En estado de descomposición, la mañana de ayer fueron hallados los cuerpos de un profesor del Colegio de Bachilleres (Cobach) y de otra personas, en un domicilio particular, ubicado en la calle Benito Juárez número 47 del barrio de San Antonio, municipio de Juan R. Escudero (Tierra Colorada).

Los cadáveres fueron hallados a las 7 de la mañana de ayer por sus propios familiares, quienes al ver el espantoso cuadro salieron corriendo del inmueble y dieron aviso a las autoridades ministeriales.
Las víctimas fueron identificadas como José Agustín Romero Ramírez, de 46 años de edad, profesor del Cobach, y Jorge Irán Acosta Damazón, de 36 años, quien era originario de Guadalajara, estado de Jalisco.
De acuerdo al reporte de la Policía Estatal, desde hace varios días, los familiares del profesor José Agustín Romero no lo habían visto, por lo que decidieron ir a buscarlo a su domicilio particular, en la calle Benito Juárez, barrio de San Antonio de aquella población.
Al entrar al domicilio del mentor vieron que su familiar estaba muerto sentado en un sillón, mientras que su compañero de cuarto, Jorge Irán Acosta estaba acostado en una hamaca. Ambos ya presentaban un avanzado estado de putrefacción
Posteriormente, los familiares del maestro del Cobach se dirigieron a dar a parte a la Agencia del Ministerio Público, cuyo auxiliar apoyado por peritos de la Procuraduría de Justicia del estado (PGJE) y personal del Servicio Médico Forense (SEMEFO) realizó las diligencias de ley.
En el lugar de los hechos, la policía halló tres casquillos al parecer de calibre .9 milímetros y una ojiva del mismo calibre, arma de fuego que, se cree, utilizaron los desconocidos para matarlos.
Todo parece indicar que las dos personas fueron asesinadas a balazos, y que la última vez que los vieron con vida fue el domingo pasado, cuando estaban ingiriendo bebidas embriagantes.
Un vehículo Volkswagen, tipo Bora, color gris, que estaba estacionada en el garaje de la vivienda no estaba, por lo que la policía deduce que se lo llevaron los asesinos.
Los cadáveres fueron depositados a la morgue de la ciudad y por la tarde fueron entregados a los deudos, Víctor Hugo Romero Chapas y Gabriela Olea Vázquez. (Miguel Campuzano)

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