LAS COSAS COMO SON…

POR: Tomás Benítez Cano

¿A QUIEN CREERLE?


Las graves irregularidades que se encontraron en el penal de Las Cruces en Acapulco, cuando de manera sorpresiva fuerzas federales y estatales realizaron el pasado lunes un cateo, no son nada sorprendentes para quienes de una u otra forma están ligados a la vida interna de los pomposamente
llamados centros de readaptación social de Guerrero, donde priva un insoportable ambiente de corrupción que permite todos los privilegios a quienes tienen para pagarlos y hacinamiento, castigo y hostigamiento para quienes no le entran con los jefes y directivos.
Como si se tratara de un hecho de excepción o aislado, el vocero del gobierno del estado Arturo Martínez Núñez hace un gran montaje para presentar y dar a conocer todas las evidencias de la inmundicia que se encontró en el penal del puerto, como si esto fuera algo que la ciudadanía desconoce. Todos los familiares y amigos de un recluso saben que el trato que recibirá éste dependerá de lo que tengan en su bolsillo, también saben de sobra que una liberación anticipada –por más de cumplan con los requisitos-- tiene un alto costo que hay que cubrir so pena de que el beneficiado sea otro que sí esté dispuesto a ponerse la del Puebla.
La mota, las televisiones, los cochones, las mejores celdas, los permisos para caminar en determinadas áreas del reclusorio, las visitas de familiares y conyugales y un sinfín de privilegios son el pan de cada día en los penales guerrerenses, donde se ha hecho una norma el dicho popular que dice que con dinero baila el perro, es decir, quién tenga para pagar una vida de rey adentro la vive y la disfruta sin más trámites. Y de eso sólo los funcionarios del gobierno no se dan cuenta, porque los organismos de derechos humanos, como la CODEHUM, en reiteradas ocasiones han denunciado estas irregularidades.
Para completar el cuadro, Martínez Núñez, jubiloso y conmovido, en otra rueda de prensa, anuncia que el director del penal de Las Cruces, Carlos Coronel Avitia, el jefe de custodios y tres de éstos fueron separados del cargo --pues ni modo que se les premiara--. Por ser algo esperado y lógico, periodísticamente la información no tenía mayor relevancia, al menos que hubiera señalado por quién llegó a ese cargo el señor Coronel y de qué funcionario de primer nivel es familiar, pero esto no se dice, se oculta.
Aunque lo encontrado en el cateo y el hecho en sí no es para vanagloriarnos, mucho menos para mostrarlo a todo mundo con orgullo, ojalá sí sirva para que de ahora en adelante se revisen periódicamente los reclusorios del estado y se evite la colusión presos-autoridades penitenciarias, además de que sea un recordatorio para nombrar ahí a gente honorable e incorruptible, ya que son lugares propicios para hacer dinero muy rápido pero, a la vez, muy peligrosos. Recordemos al difunto chavo-audi.
Pero el festejo del duro golpe “que trastocó las entrañas de la delincuencia”, según palabras del vocero Arturo Martínez Núñez, no acababa de terminar cuando algunas “victimas” ya denunciaron que fueron objeto de vejaciones y brutalidad policiaca, que no eran prostitutas y que eso de los costales de mariguana y los gallos de pelea son puras patrañas. Por supuesto que a los ahora quejosos no se les puede eximir de responsabilidad en automático, porque ya es una práctica muy socorrida entre los malvivientes el negar todo y hacerse las víctimas. Dados sus respectivos antecedentes, ¿a quién creerle?


HABLANDO DE…


Luego de la regañada que le dio este martes a la consejera ciudadana electoral María Luisa Garfias Marín, ex diputada local petista, quien advirtió que la elección local está en riesgo por la inseguridad y la violencia, las autoridades competentes deberían de investigar al también ex diputado Ramiro Alonso de Jesús, quien sospechosamente siempre se pone como energúmeno cuando se habla de los que provocan el clima de terror en Guerrero.
Recordemos que en la Tierra Caliente este señor representante del PRD ante el IFE, mejor conocido en su terruño como el chiscuaro de morelita, además de sus tronantes y descalificadoras declaraciones en contra de las fuerzas federales, encabezó un grupúsculo de “afectados” para pedir el retiro de la Marina Armada de México que había llegado a la región a proteger a la población de los delincuentes, fue tanto su escándalo que hasta a la Cámara de Diputados Federales llegó su exigencia, por lo que se hizo efectivo el retiro de los marinos, cuyos resultados los conocen muy bien los calentanos porque los padecieron en carne propia.
Sin reparar que Garfias Marín es su superior, porque ella es autoridad electoral y él es sólo un representante partidista ante el IFE, Alonso de Jesús le advirtió que a ella no le corresponde hablar de inseguridad y violencia, que mejor se documente sobre los fraudes electorales. Para este perredista todo es color de rosa, mienten y están mal los que dicen que hay violencia e inseguridad. Lo mejor sería que se le investigara, por las malditas dudas…

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