LAS COSAS COMO SON…

POR: Tomás Benítez cano

EL MOREIRAZO


Si no fuera por la utilidad política que se le está dando al caso, seguramente que un importante número de mexicanos estuvieran aplaudiendo la denuncia e investigación que está realizando la Federación sobre el mega endeudamiento del gobierno de Coahuila y la utilización de documentación apócrifa
para obtenerlo. Sin embargo, precisamente por ese tufo electorero, una acción de justicia y legalidad pierde su naturaleza y sospechosamente se convierte en una medida sólo de desprestigio y linchamiento políticos.
Aunque está comprobado que Humberto Moreira todavía era gobernador cuando funcionarios estatales tramitaron créditos bancarios por 3 mil 100 millones de pesos, lo que presume cierta responsabilidad del ahora dirigente nacional del PRI, lo cierto es que el gobierno calderonista y el Partido Acción Nacional (PAN) han llevando el caso más a la arena política que al terreno legal por conveniencia electoral; más que fincarle responsabilidades y meter a la cárcel a Moreira, lo que pretende el panismo es menguar y desprestigiar al PRI y a su dirigente, sobre todo ahora que acaban de publicarse las nuevas encuestas y que el tricolor sigue inalcanzable.
Lo que muchos mexicanos y guerrerenses han esperado ansiosos: que se castigue ejemplarmente la corrupción, no se cumplirá en el presente caso porque no es ese el propósito del presidente Calderón y su partido, lo que sí persiguen es desprestigiar, exhibir y linchar al PRI con algo que siempre ha sido su lado flaco y una práctica nociva que no han podido desterrar. No es casualidad que el delfín del presidente de la República, el precandidato Ernesto Cordero, haya tomado este asunto como una bandera personal para ganar simpatías que le permitan alcanzar la candidatura a la primera magistratura de la nación.
Es por ello que el propio Moreira se mofa del panismo y dice que no va a renunciar a la dirigencia nacional del PRI, aunque soslaya que su permanencia como su caída son igual de dañinas para su instituto político, porque con la primera el PAN seguirá machacando hasta socavar la imagen del exgobernador coahuilense y su partido, mientras que la segunda sería una victoria que en automático se acreditarían los azules. En este sentido, urge que el Revolucionario Institucional saque de la agenda este tema, poniendo en la mesa de la discusión otro igual o más interesante que este.
Mientras se da un desenlace en un sentido u otro, lo cierto es que una vez más el gobierno federal panista nos da una muestra de cómo usa con fines políticos los casos que pudieran resolverse en los tribunales correspondientes. Así pasó con el michoacanazo, con la vinculación de candidatos priistas a gobiernos estatales con el narco y un sinfín de filtraciones a las que les han sacado raja política.


GOBIERNOS DE COALICION


La verdad que el senador priista y precandidato presidencial Manlio Fabio Beltrones convenció a propios y extraños con su propuesta de que es la hora para que en México se dé un gobierno de Coalición, porque, según él, no es justo que en una elección el que gana, gana todo y el que pierde, pierde todo, aún cuando sea escaza la diferencia. Su planteamiento es que en el gobierno todos estén representados, claro, equitativamente, es decir, el que ganó tendrá más funcionarios afines. Teóricamente la propuesta está apetecible, interesante y convincente, sin embargo, como ahí mismo lo dijo Diego Fernández de Cevallos, con la calidad y honorabilidad de los diputados que tenemos, lo más seguro es que ahí se estacione y se convierta en inviable esta forma compartida de gobernar.
Se haga o no se haga, se convierta en realidad o no la propuesta del senador Beltrones, lo importante es que demostró --una vez más-- que es un político político. La presencia a su evento de Cuauhtémoc Cárdenas, Francisco Labastida Ochoa y Fernández de Cevallos, dice mucho.

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