LAS COSAS COMO SON…

POR: Tomás Benítez Cano


ANTE LO MALO DEL PINTO COMO DEL COLORADO ¿QUE HACER?
Conscientes o por desesperación de que ya nos vaya bien, desde hace mucho tiempo los guerrerenses hemos buscado y conseguido la alternancia, tanto en los municipios como en el gobierno del estado, pero esta práctica democrática que para otros ha sido un gran avance para nosotros es toda una decepción, ya que en
repetidos casos y ocasiones hemos comprobado que tan malo es el pinto como el colorado.
Guerrero tiene en Alcozauca el privilegio de contar con el primer municipio a nivel nacional que fue gobernado por la pomposamente llamada izquierda mexicana, concretamente por el Partido Comunista Mexicano (PCM), luego por el Partido Socialista Unificado de México (PSUM) y después por el Partido de la Revolución Democrática (PDR); además, Teloloapan es el único municipio en todo el país que ha sido gobernado cinco trienios consecutivos por esa izquierda. Desgraciadamente, los dos siguen sumidos en la miseria y no tienen nada que les puedan envidiar otros que siguen bajo el yugo de la llamada dictadura perfecta (el priato).
Los habitantes de Buena Vista de Cuéllar, Taxco, San Marcos, Tlalchapa y (si mi fuente no me falla) Tlacoachistlahuaca han optado en alguna ocasión por la oferta del Partido Acción Nacional y tampoco les fue bien. Por su parte, el minúsculo y empobrecido Copalillo experimentó ser gobernado por un indígena -- como todos ellos-- que pertenecía al Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y de nombre Sabino Estrada Guadalupe para ver si así les iba mejor, pero no hizo diferencia y siguen en las mismas condiciones de marginación.
En este listado de municipios que han experimentado la alternancia hay desde los más importantes económicamente hablando hasta los más pequeños, como Acapulco, Zihuatanejo, Iguala, Malinaltepec, Ixcateopan, San Jerónimo, Petatlán, Arcelia, Tlapehuala, Zirándaro, Ajuchitlán, Ciudad Altamirano, Cutzamala, La Unión, Chilapa, San Luis Acatlán, Cuajinicuilapa, Ometepec y otros muchos más. Esto demuestra, por un lado, la proclividad democrática del guerrerense y, por el otro, su empeño en encontrar un partido o gobernantes que ya les den resultados.
Por supuesto que dejar de ser gobernado por el mismo partido constituye un paso importante en la consolidación de la democracia, pero en Guerrero esa alternancia no se ha traducido en bienestar y desarrollo, por el contrario, a nivel municipal cada tres años se vive una percepción de estancamiento o retroceso, ya que las arcas de los Ayuntamientos se quedan vacías y a nadie se le piden cuentas.
En el ámbito estatal los guerrerenses ya experimentamos también la alternancia y, para ser honestos, creo que en lugar de festejarlo lo maldecimos por el amargo sabor de boca que nos dejó la administración perredista del deshonesto Zeferino Torreblanca Galindo, quien repitió hasta el enfado que a él se le podría calificar de medio tonto o ingenuo pero jamás de bandido o corrupto, que esos pecados eran exclusivos e inherentes de los priistas. Sin embargo, a unos meses de distancia del término de su mandato se ha comprobado que hasta en eso resultó peor que aquellos.
En resumidas cuentas, en Guerrero, hasta el momento, no existen bases ni sustento para diferenciar los gobiernos priistas de los perredistas, panistas o de otro sello partidario. Todos han resultado ser iguales de ineficientes y corruptos, lo que ha generado un desencanto ciudadano que se refleja en los altos índices de abstencionismo en cada proceso electoral.
Sin embargo, aunque la experiencia de la alternancia no ha sido --hasta ahora-- exitosa ni grata para los guerrerenses, es mucho mejor seguir en esa ruta que aguantar eternamente a los mismos, sean del partido que sean. Si no nos cumplen no importa que cada tres años o cada seis votemos por partidos distintos. Los ciudadanos debemos hacerles sentir a esos partidos y a esos gobernantes que los estamos evaluando, que si cumplen repiten y si no cumplen se van.
Empecemos desde ahora a observar y a medir a los pretensos. Los que ya empezaron a jugar chueco o a pasarse de listos, lo más seguro es que así se comportarán cuando sean autoridades; el que ahora anda buscando cómo evadir la ley para hacer proselitismo, es casi un hecho que eso mismo hará cuando se robe los dineros del pueblo. Tú decides.

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