PLAN ESTATAL DE DESARROLLO

Por: Arturo Soto Gómez

Editorial: Por unanimidad el Congreso del Estado aprobó el Plan Estatal de Desarrollo, PED, 2011-2015, que analizó previamente una comisión encabezada por la diputada Aceadeth Rocha Ramírez, y sólo se formularon observaciones sin que se puntualizara modificación alguna. Revisamos
una síntesis del PED, y encontramos lagunas en términos de desarrollo humano, agrario y minero; no se modifica sustancialmente la política económica del Estado. Si bien, de modo general, promueve el desarrollo socio-económico integrado en los niveles regional y local, como una medida de largo plazo para mejorar la adaptación a nuevas funciones y demandas que derivan de los cambios que se han dado últimamente, no concreta un proyecto de desarrollo, deja de lado el desarrollo agraria que siempre fue vital, aquí.
No encontramos por donde puede iniciar la necesaria vinculación de los sectores rural-urbano y el enfoque no sustancia el desarrollo de las áreas rurales cuando ha sido, es imperativo, en función de garantizar la calidad de vida en las ciudades. Las áreas rurales en la mayoría de estados en desarrollo están relegadas – la agricultura, ciertamente, no permite un nivel de vida estándar, pero tampoco se sustantivan otras fuentes de ingreso y es evidente que como está aprobado el Plan, no desarrollará esas áreas ni la accesibilidad a los servicios para satisfacer las necesidades humanas básicas (educación, salud, agua potable y sistemas sanitarios). Todo ello se visualiza de modo general, diríamos con un enfoque pobre.
Como resultado, muchos indicadores humanos tales como los de desnutrición, expectativa de vida, mortalidad y alfabetización, como está concebido el PED, serán mucho más precarios en comparación con los de los centros urbanos, en los que podría darse un crecimiento más estable y seguro, si ese fuera el propósito medular. Confieso que no tuve a mano el proyecto completo, sino una síntesis que me fue obsequiada y quizá por ello me desalienta. Uno de los más graves rezagos de Guerrero, es la pobreza; la mayoría de las personas pobres viven aquí en áreas rurales, y aquellos que desean mejorar su situación tienen sólo un camino: la emigración a las ciudades, preferentemente a las áreas metropolitanas. O se van a Estados Unidos, como ha sido hasta ahora. Para contener esa fuga y estimular el crecimiento rural, se ve poco en el PED, que en cambio centra las posibilidades en áreas vinculadas con turismo.
La pregunta que debe formularse, en el caso de un Plan de Desarrollo, como el aprobado no es si el desarrollo rural, el agrario, el minero son necesarios, sino cuál es la mejor forma de lograrlos. El aparente bajo rendimiento de estrategias anteriores para enfrentar el desafío de la reducción de la pobreza y lograr un desarrollo equitativo -así como procesos universales, tales como democratización, descentralización y globalización- nunca tuvo aquí, influencias significativas en las actitudes hacia el desarrollo ni en el pasado ni parece que lo tendrá en el presente si consideramos como apremiante resolver los problemas de pobreza que por años han dominado el panorama de las comunidades marginadas de Guerrero.
La reducción de la pobreza requiere ir más allá de un abordaje sectorial cuando se trata del desarrollo rural. La totalidad de las actividades en una región particular debe ser promovida si se quiere lograr un desarrollo exitoso. EL PED, debía promover el desarrollado de mecanismos para vincular a la agricultura, las agroindustrias, la infraestructura, la salud, la educación, la información y otras áreas con una meta común de elevar los ingresos y crear trabajos en las áreas rurales. Por lo que observo en el documento que aprobó el Congreso, ese proceso no está previsto del modo que debiera serlo, al menos desde una perspectiva económica distinta de la que parece plantear, o lo plantea de modo muy general.
En comparación con otros planes, éste de don Ángel Aguirre, nos parece más realista y reúne prospecciones que pueden dar resultados alentadores y que antes nunca fueron realizados ni siquiera hubo intentos para hacer girar la rueda del desarrollo rural fortaleciendo uno de los segmentos de la economía. La estrategia de desarrollo ---de acuerdo con criterios técnicos--- se plantea en función de los segmentos. El enfoque del PED, aprobado, aparece basado, más en la inversión directa del Estado que en la participación de inversionistas privados; no aparecen estímulos para ese tipo de inversión ni hay evidencia de que se proyecta desarrollar, promover, aplicar disposiciones que estimulen esa también necesaria presencia de capital distinto al del Estado.
No vi, por ningún lado, un esfuerzo encaminado a fortalecer la agricultura considerada por los que saben, en el caso de nuestra entidad, como clave para el desarrollo rural; ni considera el PED, el hecho cierto de que ese desarrollo requiere igualmente de un desarrollo de los llamados sectores secundario y terciario. La fuerza social juega un papel importantísimo en cualquier Estado, particularmente para ese urgente desarrollo agrícola que nunca interesó a ningún gobierno en el pasado.
Es importante desarrollar todos los sectores en coordinación. Pero, como la veo, en lo personal, en Guerrero son prioritarias la agricultura y la minería. En primer lugar, la agricultura no se desarrolla por sí sola, sino que requiere un sistema de apoyo tal como el de la asistencia profesional, las infraestructuras y servicios que permiten el acceso a los mercados, etc. En segundo lugar, incluso cuando la agricultura se desarrolla, muchas de las manos que trabajan en ella estarán en paro a menos que al mismo tiempo se promuevan otras actividades para generar ingresos alternativos. El desarrollo de actividades adicionales, tales como las agro-industriales, crearían puestos de trabajo y agregarían capital interno en las áreas rurales. Nada de esto veo en el PED. Sin embargo, contiene propuestas concretas útiles, socialmente hablando, y hay que desear que materialice algunas de ellas, al menos durante el actual gobierno, para bien de un Estado.

Comentarios