LAS COSAS COMO SON…

POR: Tomás Benítez Cano

LAS COSAS BUENAS DEL PARO DE MAESTROS
Aunque sin duda alguna el paro de maestros en la región Acapulco-Coyuca de Benítez arrojará saldos negativos –porque de por sí no tenemos un sistema educativo de calidad y luego perdiendo clases--, aunque no lo crean, también tendrá sus aspectos positivos, sobre todo en cuanto a la renovada
solidaridad y cohesión que demostró el magisterio, pero mejor aún es la invaluable oportunidad que tuvieron de manifestarle abiertamente a las autoridades estatales y municipales lo que el resto de la sociedad guerrerense quisiera decirles: que no le tienen confianza a sus policías porque están coludidas con los maleantes.
Primero fue en la Tierra Caliente y en la Costa Grande donde se manifestó esa desconfianza hacia los cuerpos policiacos, cuyos jefes en lugar de darle crédito a lo denunciado por los ciudadanos, se empecinaron en ignorar y desoir la incómoda realidad. A tal grado que en las reuniones que se llegaron a tener entre el titular de Seguridad Pública Ramón Almonte y el procurador Alberto López Rosas con grupos ciudadanos, los funcionarios siempre ponían como condición que para combatir a la delincuencia organizada tenía que haber denuncia.
Los funcionarios mencionados se creyeron tanto esa expresión de que “sin denuncia, poco o nada podemos hacer para combatir a la delincuencia” que en cualquier foro, espacio o tribuna la repetían, con el claro propósito de hacer corresponsable a la sociedad y, de alguna manera, ahorrarse y liberarse de lo que no saben o no quieren hacer: investigar. Ello provocó un círculo vicioso: el estado pide que la población participe denunciando y la población dice que no denuncia porque en las policías no se puede confiar, ya que más tarda uno en poner la dichosa denuncia que los maleantes en saberlo, y luego, cuello. Gracias a que llegaron más de 200 elementos de la Policía Federal a Tierra Caliente, si no, seguiríamos sumidos en ese círculo vicioso.
Es inconcebible que las autoridades estatales y municipales se molesten por la desconfianza que con sobrada razón siente el ciudadano por sus cuerpos policiacos, que, vale decirlo, no es nuevo ni de ahorita, sino un proceso de descrédito que inició hace muchos ayeres. Por ello, debería ser una oportunidad para emprender una purga efectiva de los malos elementos y no asegurar a priori, como lo hizo López Rosas, que “ningún elemento de la PIM está vinculado a la delincuencia organizada” (El Sur del 5 de agosto del 2011, pag. 9).
Entonces por qué en varias ocasiones y en todos los tonos el Gobierno Federal ha pedido a sus similares del ámbito estatal y municipal que limpien, depuren y certifiquen a sus cuerpos policiacos porque están infiltrados por la delincuencia organizada. Incluso, la Federación ha tomado algunas medidas de presión --como la suspensión temporal de los recursos para seguridad a los ayuntamientos-- para apurar a que se lleve a cabo este proceso lo antes posible.
Pero mientras llega esa limpia o certificación, los maestros pertenecientes a la oficina de los Servicios Educativos Acapulco- Coyuca demandaron que sea la Marina, el Ejército y la Policía Federal los que realicen los recorridos en las zonas y escuelas donde hay inseguridad, debido a que no le tienen confianza ni a la policía del estado ni a la preventiva del puerto.
Si esta es la condición para levantar el paro, sale barato y hasta un favor le hacen los maestros al estado y al municipio por hacerles ver lo que tienen en casa para proteger a los demás que viven en ella.


LA DEL PILON


Como si fuera un funcionario con aspiraciones políticas a corto plazo, el omiso o cómplice del mega saqueo financiero que hubo en la SEG durante el zeferinato (recuérdese que en su calidad de Contralor era el encargado de vigilar precisamente que no hubiera irregularidades, cosa que no hizo por lo uno o por lo otro) y actual auditor general del estado, Arturo Latabán López, gasta y gasta dinero pagando sus boletines o fotos de actividades insustanciales, que al fin y al cabo Guerrero nada en la abundancia.

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