LAS COSAS COMO SON…

Por Tomás Benítez Cano

LO QUE UN DIA FUE, YA NO SERA.
Fue creado para hacer casas y las hizo, de ahí que fuera el orgullo del entonces gobernador Alejandro Cervantes Delgado. Son muchísimos guerrerenses que lo recuerdan con cariño, porque gracias a él tienen donde vivir. Nos referimos al Instituto de Vivienda y Suelo Urbano (INVISUR), Organismo Público
Descentralizado que ahora lleva doce largos años sin construir una sola morada, porque está descapitalizado debido a la rapiña por parte de quienes lo dirigieron en los últimos 12 años.
Este INVISUR en nada se parece a aquel organismo dinámico, boyante y comprometido con las familias surianas que soñaban tener una casa; aquel dejó huella y llevó beneficios a decenas de ciudades del territorio guerrerense. Tan sólo en la capital cuántos y cuántos no tenemos una casa gracias a las facilidades de este instituto; Iguala, Acapulco, Ciudad Altamirano, Tlapa y otros más, son lugares donde sigue viva la obra de tan noble institución.
Pero como ha sucedido siempre, el INVISUR fue presa del saqueo y la impunidad de aquellos tiempos gloriosos del PRI y también de la voracidad del primer régimen perredista en Guerrero, quienes lo convirtieron en un pobre cascarón que no tiene ni para pagar esa abultada nómina, mucho menos para comprar predios y construir casas.
Son doce años que las familias guerrerenses reciben la misma respuesta: este año no va a haber viviendas ni lotes. Y cómo los va a haber, si desde 1999 al INVISUR no le suelta ni un quinto el FONHAPO debido a que desde ese mismo año no le han comprobado. Muchas cuentas pendientes dejaron los dos últimos directores del sexenio renejuarista Efraín Flores Maldonado y Marco Antonio Lobato, quienes prácticamente le dieron el tiro de gracia a este organismo que se resiste a morir, pese a que esa era la intención del raterazo Zeferino: desaparecerlo.
Como OPD, el INVISUR funciona y sobrevive por sus propios recursos, es por ello que ha tenido que vender varias de sus propiedades y ya no cuenta con reserva territorial para atender a los matrimonios jóvenes que son los que más solicitan apoyos de viviendas. Así se vendió el predio del ex vivero de la colonia La Cinca, en la capital, y en la gestión de Maldonado Flores se vendieron a precio de ganga varios lotes, ubicados a un costado de las oficinas del CDE del PRI, a su compadre el colmeno Martínez Toledo, quien era empleado del propio instituto en aquel entonces .
Si ya no cumple la función para lo que fue creado, el imaginario colectivo se pregunta, entonces que carajos hace y cómo subsiste el INVISUR, y la respuesta es: escritura viviendas y lotes, cuyos dueños por equis o zeta motivos se demoraron. Sin embargo, los ingresos por estos conceptos cada día son menores, por lo que hay preocupación y la incertidumbre de qué giro tomará esta dependencia.
Lo malo es que la desgracia del INVISUR no termina en su decadente estado, sino que le está provocando un verdadero dolor de cabeza al gobernador Aguirre, quien, sin tener mayores opciones y con tal de cumplirle a quienes le depositaron su confianza, ha tenido que recurrir al financiamiento privado para la construcción de viviendas, como las del SUSPEG en Chilpancingo, aún con los riesgos que esto implica, porque el capital privado no siempre es de fiar y menos en estos tiempos donde abundan las grandes constructoras que sirven como lavaderos.
Total que el INVISUR pasa a formar parte del inventario de dependencias saqueadas y quebrantadas con toda impunidad, porque seguramente tampoco aquí pagarán los culpables. Y luego dicen que por qué la juventud está tan maleada, que por qué Guerrero está tan jodido…

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