LAS COSAS COMO SON…

Por Tomás Benítez Cano

MUCHOS PILATOS EN GUERRERO
Como si eso resolviera los problemas y dejara contenta a la gente, los políticos siguen en lo mismo: echarse la bolita unos con otros. Ahora fue Manuel Añorve Baños, alcalde de Acapulco, quien en automático se desmarcó de los asaltos violentos que se están registrando en la autopista del sol, señalando que la seguridad
de las carreteras es responsabilidad del gobierno federal y –muy sincero-- agregó que para eso “no hay capacidad de la policía del estado y municipal”.
En efecto, como el propio munícipe lo señala, cada quien tiene su ámbito de competencia, pero aunque las atribuciones y responsabilidades estén delimitadas por el pacto federal, también es cierto que hay acuerdos y convenios de colaboración y coordinación. Pero más aún, la división del gobierno –en federal, estatal y municipal-- no puede ser pretexto para dejar que la delincuencia actúe libre e impunemente.
Dicen los teóricos que la pluralidad es un factor inherente de la democracia, que la fortalece porque a través de ella se logran los equilibrios de poder, sin embargo, en la práctica parece que es una debilidad, cuando menos en el caso concreto de Guerrero. Aquí en lugar de que sea un avance el tener un gobierno federal panista, un gobierno estatal perredista y municipios (como el de Acapulco) priistas, en la práctica parece un retroceso porque permite evadir responsabilidades, echándose la culpa unos con otros. Lo grave del asunto es que mientras ellos pierden el tiempo discutiendo, los problemas avanzan y se agudizan.
Pero lo que indigna más es la forma tan burda de evadir los problemas. Al agraviado lo que menos le consuela es una explicación técnica de a qué nivel de gobierno le correspondía resguardar el lugar donde vivió su desgracia. Lo que nunca en su vida va a olvidar es que fue en Guerrero, en Acapulco, dónde le quitaron a un ser querido, dónde le arrebataron parte de su patrimonio o a dónde simplemente jamás regresará. Le dirá y aconsejará a todo aquel que lo quiera escuchar que no visite el puerto, que aquí las cosas están del carajo, y eso sí que perjudicará --tarde que temprano-- al turismo, que es el sustento de la economía del estado.
Por eso lejos de lavarse las manos con tanto desparpajo, el municipio y el estado le deben entrar con todo al resguardo del territorio guerrerense. Más allá de los partidos a los que pertenezcan y al nivel de gobierno que encabecen, su deber es proteger la integridad física y el patrimonio de los surianos y de todo aquel que nos visite, y no mostrar tanta mezquindad como lo hizo la secretaria de turismo municipal Erika Luhrs, al poner en duda de que la familia baleada el miércoles en la autopista, a la altura del pueblo Dos Arroyos, venía de Acapulco.
Es hora de que asuman lo que en más de una ocasión les hizo saber el ilustre José Francisco Ruiz Massieu al entonces presidente Salinas y a su secretario de Gobernación, Patrocinio González: “todo lo que pase y suceda en Guerrero es competencia del gobernador”.
Más claro ni el agua.
POR EL MISMO CAMINO
Por esa misma ruta, usando su palabra dominguera, y por aquello de las malditas dudas, el alcalde de Chilpancingo, Héctor Astudillo Flores, a través de su secretario de Obras Públicas, Javier Figueroa, le mandó un recordatorio al gobierno aguirrista para que ya le suelte la inversión que prometió para rehabilitar el Río Huacapa.
Por supuesto que es un pedimento perspicaz y un mensaje anticipado de responsabilidad compartida ante una posible tragedia en esta temporada de lluvias. Si bien es cierto que el arreglo del mencionado río es competencia directa del Ayuntamiento, el sólo ofrecimiento que hizo el gobernador de invertirle una lana a la rehabilitación de su cauce, ya lo involucra en caso de algún desastre.
Ahora sí que como dicen los de mi pueblo, comedidamente el mandatario estatal metió el hombro donde debiera estar cargando el alcalde capitalino. Cualquier presión social respecto al Huacapa, con la mano en la cintura el H la disuade con el clásico no me han soltado los recursos que nos prometieron para ello.
Estas jugadas políticas y el lavado de manos es lo que nos ha dado la pluralidad en Guerrero.

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