LAS COSAS COMO SON…

Por Tomás Benítez Cano

MIENTRAS ELLAS PELEAN, ACAPULCO SE PERFILA SOLO COMO UN RECUERDO
La verdad que cuando uno analiza con detenimiento la vida cotidiana de Guerrero, aunque no lo quieras te provoca un sentimiento de impotencia, de desánimo y de coraje, porque unidos el imparable clima de violencia; la falta de inversiones para generar empleos; la descoordinación institucional; el pillaje de los
recursos públicos y la impunidad de los bandidos; la voracidad de los políticos que en lugar de trabajar de tiempo completo en sus actuales responsabilidades, ya están dedicando tiempo y dinero a otro proyecto, hasta al más optimista lo hacen titubear.
Pero hay algo más que es verdaderamente indígnate, como el desperdiciar tanto tiempo en confrontaciones de egocentrismos, en pleitos de comadres, en aparentes pugnas de divas cuando no llegan ni a verduleras, con el respeto de estas últimas que sí trabajan, no como las secretarias de Turismo del gobierno del estado y del municipio de Acapulco, Graciela Báez Ricardez y Erika Luhrs Cortés, respectivamente, quienes desde que asumieron sus cargos –por el mes de abril del año en curso-- no hay semana que no entren en los dimes y diretes.
Antes de entrar en detalle del tema, quiero aclarar que ni por equivocación soy un misógino, por el contrario, las adoro y a todas las veo hermosas y las quisiera no más para mí, pero ya entré a la etapa donde el parque se va escaseando por lo que tengo que seleccionar a mis princesitas. Hago la aclaración porque cuando vertí una crítica a otra funcionaria, no faltó el cobarde que desde el anonimato me tachó de jotón. En este caso, al que en el anterior, me voy a referir a su desempeño laboral y no a su condición de mujer.
Les decía que Báez Ricardez y Luhrs Cortés han entrado en una confrontación que cada día se agudiza más y sus respectivos jefes lejos de ponerles un hasta aquí, pareciera que les divierte esa bronca o se ven reflejados en ellas, porque no tiene otra explicación el que no se les haya ordenado dejar de pelear y exigirles mejores resultados en la actividad económica más fuerte de Acapulco y del estado, que es el turismo.
Después de las elecciones de gobernador, cuyos resultados la gran mayoría de los guerrerenses conocemos, al reintegrarse a sus actividades edilicias, el alcalde porteño Manuel Añorve Baños nombró a Erika Luhrs como secretaria de Turismo del municipio de Acapulco, mientras que el mandatario estatal Angel Aguirre designó a Graciela Báez como secretaria de Turismo del gobierno del estado, y desde entonces han agarrado un pleito que no tiene para cuándo terminar en perjuicio de la actividad turística de la que vive el mayor número de paisanos.
Problemas de fondo parece que no ha habido, salvo el señalamiento de que la Báez estaba de acuerdo que la Secretaría de Turismo Federal le quitara el Tianguis Turístico a Acapulco y le diera un carácter de itinerante, sin embargo la aludida respondió que ella en lugar de ponerse a lloriquear se iba a poner a trabajar para reemplazar al mencionado Tianguis con otras actividades que le dieran mayor promoción a esta industria. Por más que le buscamos sustancia a este conflicto no le encontramos, más que estas posturas diferentes respecto al multicitado Tianguis.
Todo lo que ha alimentado a esta confrontación ha sido trivial, de ahí que provoque coraje el comportamiento de ambas funcionarias, porque Guerrero no está para que los servidores públicos le dediquen todo su tiempo a nimiedades como el acusarse mutuamente de mentirosas, de inexpertas en la materia o de tener la chamba sólo por el respaldo de sus respectivos jefes y no por los resultados, entre otros dimes y diretes, que a decir verdad a las dos les vienen como anillo al dedo.
Conociendo el comportamiento de Erika Luhrs, sobre todo cuando fue diputada y en campaña de Añorve para gobernador, es casi imposible que se baje al terreno de la humildad, del servicio a los demás, del reconocer que otro sabe más que tu. No, eso no se le da. Hay tanta soberbia que no acepta que la Báez, por campo de acción, tiene mayor jerarquía administrativa que ella y que es la que dicta las políticas estatales en materia de turismo. Pero a ver quién la va a ser entender. Su jefe el presidente de Acapulco parece que le da más cuerda, porque la bronca que él debió de haber sostenido con su primo el gobernador –por resentimiento de que le ganó--, luego se diluyó. De volada dobló las manitas, claro, por el bien del puerto.
Lo que sí es una verdad de a kilo es que, además del espectáculo barato que están dando estas dos guapas funcionarias, su pleito sin sentido está estancando aun más a nuestro querido Acapulco, con respecto a los demás centros de recreo de otras partes del país, y eso, obviamente, que golpea directamente el bolsillo de los que viven de la llamada industria sin chimeneas, que son un chingo.
Por todo ello, exigimos más respeto para quienes les pagan y bien, a través de sus impuestos.

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