LAS COSAS COMO SON…

POR: Tomás Benítez Cano

EN LOS HECHOS NADIE LE ENTRA, EN LAS DISCUSIONES TODOS
Cada vez que se trata de ocultar su incompetencia y evadir su responsabilidad, los políticos siempre recurren a la declaración cantinflesca o la más fácil que es echarle la culpa a los demás. Las verdades a medias es otra de las prácticas muy utilizadas por parte de los gobernantes, a quienes se les dificulta demasiado hablar con
honestidad y autocrítica, porque están formados en y para un sistema de simulación, corrupción y complicidades.
Aunque el grave problema de la inseguridad se padece en casi todo Guerrero, tomaremos el caso concreto de Acapulco, dónde ha habido reacciones de todo tipo por parte de gobernantes, políticos y particulares, quienes se han enfrascado en discusiones torpes y sin sentido, porque mientras ellos pierden el tiempo aventando tiros al infinito, los malos aprovechan para seguir mutilando y tirando cuerpos humanos, como si se tratara de basura común.
Pero adentrándonos en el tema, el empresario Tony Rullán y el mismísimo alcalde del puerto Manuel Añorve Baños acusan a los medios de comunicación de “magnificar y de darle primera plana a la inseguridad”. No es extraña la declaración del primero, porque se trata de un discotequero que sobre la responsabilidad social de los medios no sabe ni con qué se come, pero la del segundo, que conoce el papel que juegan esos órganos informativos, sí que sorprende y conlleva a considerarla como una manifestación de impotencia y desesperación.
Pero Añorve también desacreditó las cifras del INEGI y las declaraciones del delegado de este organismo en Guerrero, Heladio Hernández Montúfar, quien dijo que las dos terceras partes de los acapulqueños se sienten inseguros y que la mitad de ellos prefieren no salir de noche, además de que del total de los delitos que se registran en el estado, el 97 por ciento se cometen en Acapulco. Cosa que no le gustó nadita al munícipe.
Luego vinieron otras declaraciones, como las del secretario de Seguridad Pública y Protección Civil Ramón Almonte Borja, del arzobispo de Acapulco Carlos Garfias Merlos y las de la secretaria de turismo. Pero las que si calaron fueron las del procurador Alberto López Rosas, quien reconoció “que desgraciadamente la violencia nos está rebasando”, y culpó de ello a “la ausencia de seguridad pública municipal”. A la desatención del problema por parte del municipio.
Esto, por supuesto, que no se quedaría así. Las reacciones no se han hecho esperar y ya tenemos camorra y confrontación periodística. Utilizando la misma estrategia para responderles a sus propios compañeros de partido, Añorve Baños hizo mancuerna con el alcalde de Chilpancingo y entre los dos ya tundieron al titular de la Procu. El episodio no terminará aquí, sobre todo en estos tiempos (de calenturas electorales) donde todo mundo quiere salir a cuadro y mostrar sus dotes y músculos. Más aún que los protagonistas son de partidos rivales PRI-PRD.
Ellos, los políticos, pueden seguir con el “debate” el tiempo que sea, mientras les reditúe plusvalía electorera, porque cuando ya no sea así, se enredarán en otra discusión igual de estéril y bizantina que esta. Arman todo este teatro para tapar su ineptitud y evadir su responsabilidad. Entendemos que hay temas propicios e ideales para debatir, pero hay otros, como la inseguridad, donde se tiene que jalar parejo, porque afecta a todos por igual.
Echarse la culpa mutuamente, hacerle al Cantinflas, minimizar el problema, culpar a los medios o negar que se esté atentando contra el turismo, son, todo junto, tapadera de la pudrición que no permite combatir de frente el problema de la inseguridad.
Mientras no exista una verdadera depuración y limpia entre los cuerpos de seguridad, a través de la certificación –a la que hace mención el gobierno federal-- o mediante otro mecanismo confiable, la ciudadanía guerrerense jamás participara denunciando a los delincuentes, porque más tarda en hacerlo la primera, que en darse cuenta los segundos.
Pero, además, como lo señalan los que saben, este no es estrictamente un asunto policiaco, se trata de un fenómeno social más complejo, donde se requiere inversión para generar empleos bien remunerados, remendar el tejido social y trabajar duro y sostenido con las nuevas generaciones en el restablecimiento de principios y valores. Pero para esto no hay recursos, porque el gobernante aprovecha los dineros de su encargo para invertirlos en el que está por venir.
Así es que dios nos agarre confesados, porque no hay solución a la vista…

Comentarios