LAS COSAS COMO SON…

POR: Tomás Benítez Cano

LOS AGACHONES
Con un poco de retraso pero ya estamos en plena temporada de lluvias y, por consecuencia, en período de siembra. Sin embargo, el fertilizante que ocupan los campesinos guerrerenses --para acrecentar su producción de granos básicos-- aún no está listo ni disponible por disputas políticas.

Es obvio que dicho retraso en la entrega de este insumo traerá, como consecuencia, una disminución en la producción y aumentará el monto de la pérdida de los labriegos, quienes, aún en tiempos buenos, casi nuca obtienen ganancias, y así menos.
¿Y por qué no se ha entregado el fertilizante a los campesinos? Porque el gobierno del estado no tiene dinero para poner la parte que le corresponde, porque deben de saber que este abono se compra con la aportación de los ayuntamientos (50%), gobierno del estado (25%) y productores (25%).
Suena y parece increíble que el gobierno estatal no haya entregado su partecita y que sí lo hayan hecho los amolados campiranos. Hay sus razones. A estos últimos, los labriegos, se les presiona --desde meses antes-- con el clásico “si no pagas por adela, no tendrás fertilizante”, y así, por las buenas, quién no va hacer el esfuerzo. Mientras que al primero, ese 25% se le traduce en billetes en una cantidad considerable, puesto que dicho porcentaje se cubre en cada uno de los 52 ayuntamientos.
Pero el quid del asunto es ¿por qué si hubo para entregar despensas, a través de la tarjeta cumplidora, y no hay para cubrir lo del fertilizante? Sencillo: la primera tiene mucha mayor rentabilidad electorera y sale más barata; mientras que el insumo, aunque tiene manejo clientelar, la manipulación corre a cargo de los presidentes municipales.
Lo cierto también es que si los alcaldes tuvieran disponible efectivamente el 75 por ciento del costo del producto ya lo hubieran adquirido, puesto que las casas distribuidoras –por las grandes cantidades que les compran-- dan facilidades de pago, pero, en algunos casos, los ayuntamientos no tienen ese 50 por ciento que les corresponde aportar.
Total que el asunto se enreda y se complica porque en este programa participan varios, lo que permite echarse la culpa mutuamente, y como la cuerda se revienta por lo más delgado, pues los perjudicados son los pobres campesinos. Colateralmente, también están saliendo raspados (con las tomas de los ayuntamientos) algunos presidentes municipales, sobre todo, los del PRI, de ahí que extrañe el silencio de los mismos, salvo uno que otro que tímidamente alza la voz, los demás mantienen pico de cera. Y luego preguntan por qué les dicen LOS AGACHONES. Conste que yo me deslindo totalmente del calificativo, pues se los indilgó su guía, su mentor, casi casi su Dios, el hombre de la sabiduría, el pugilista político.
Pero cuando hablamos de silencio, es inevitable preguntarnos por qué los otrora incendiarios y quema pueblos Misael Medrano Baza y Martín Mora Aguirre, ex dirigentes estatales del PRD, están tan agazapados, cuando antes por menos ya andaban invitando a un alzamiento social. La respuesta es sencilla: están pegados de la ubre gubernamental.
Al fin calentanos, siempre usaron un lenguaje tajante y sin medias tintas, frases contundentes como “si no pueden, renuncien” y partidarios de lo superlativo, los ahora funcionarios de la SEDER y responsables del programa del fertilizante, se transformaron totalmente. Ya no acusan que el gobierno del estado compra el abono a FIGUEROA, lo que si dicen es que el gobierno --del que forman parte-- no ha entregado el recurso financiero porque hay ayuntamientos que no han comprobado lo invertido en años anteriores, o sea, puras jaladas. Pero allá ellos. Lo único que les recordamos es que por lo mismo que están haciendo los guerrerenses botaron al PRI.

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