Exigieron en la “Marcha de las Putas” se ponga fin a la violencia de género

Alrededor de 500 mujeres, entre regidoras, síndicas, funcionarias, legisladoras, luchadoras sociales, periodistas y sociedad en general, la tarde de este viernes participaron en el movimiento internacional denominado “La Marcha de las Putas”, la cual se realizó en Chilpancingo.

A decir de las organizadoras, esta marcha se realizó en pro de los derechos humanos de las mujeres dentro de la sociedad mexicana-guerrerense; además de ser una protesta contra la violencia sexual que han sufrido miles de féminas.
Bajo la lluvia, la movilización salió a las cinco de la tarde del monumento a las banderas y concluyó en la plaza cívica Primer Congreso de Anáhuac, lugar hasta donde llegaron los contingentes provenientes de Acapulco, Iguala y la región de la Montaña.
Este movimiento se hizo en Guerrero, debido a que esta entidad ocupa el cuarto lugar a nivel nacional en la incidencia de feminicidios, los cuales se han incrementado de manera alarmante en los últimos años a consecuencia de la ola de violencia e inseguridad que flagela al estado.
Recordaron que esta movilización también se desarrolló el pasado 12 de junio en la ciudad de México, donde cinco mil mujeres salieron a las calles para manifestar su rechazo a la cultura que justifica la violencia sexual bajo el pretexto de que las féminas "provocan" las agresiones sexuales por su vestimenta.
La Marcha de las Putas se originó en Toronto, Canadá y se ha extendido a varios países de Europa y América Latina; entre ellos México, donde se ha realizado en los estados de Michoacán, Jalisco, Puebla, Veracruz, Quintana Roo y Morelos.
Las organizadoras puntualizaron que no fue una marcha de prostitución, sino una manifestación ciudadana contra la violencia sexual de que son objeto las mujeres y hacer un llamado a la sociedad y las instituciones a respetar el derecho de las mujeres a ser y a vestirse como les venga en gana; sin que eso sea pretexto ni justificación para agredirlas en la calle, en el trabajo y en sus hogares. Carlos Cabrera/(NOTYMAS)

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