Se quejan por el exceso de burocratismo en el “CRIG”

A pesar de tener unas muy modernas y casi nuevas instalaciones, el Centro de Rehabilitación Integral Guerrero (CRIG), presta un servicio pésimo, pues para lograr una sesión de terapia es necesario esperar de dos a tres meses y perder varios días haciendo colas y solicitudes.

De acuerdo a varios pacientes que han acudido a solicitar tratamientos de rehabilitación, en el CRIG no les han dado la oportunidad de recibir tratamiento, por lo que han tenido que recurrir a hospitales privados y pagar sus sesiones.
Agregaron que tan solo para recibir información tienen que esperar de dos a tres horas, lo que se hace más tedioso por el maltrato que reciben de los trabajadores, quienes los tratan con desprecio y prepotencia.
La señora María Morales señaló que luego de casi dos horas en la sala de espera, finalmente pudo pasar ante la enfermera de recepción para pedir una consulta, quien de manera grosera y altanera y sin al menos voltear a verla, le comunicó que su cita para rehabilitación es hasta dentro de tres meses.
A decir del señor Camilo Hernández, tan solo para poder obtener una cita tuvo que esperar y perder todo la mañana, ya que el día en que asistió a solicitarla (el viernes de la semana pasada), los doctores y personal que proporcionan atención medica estaban en reunión, dejando incluso abandonados a sus pacientes por casi una hora.
Relató que a su llegada al CRIG tuvo que esperar su turno para poder pasar con el doctor, quien le hizo un breve chequeo; posteriormente asistió a qué se le hiciera un estudio socioeconómico.
Sin embargo, el personal que supuestamente la atendería para realizarle el estudio socioeconómico no se encontraba en su oficina, por lo que Camilo Hernández se dispuso a esperar por más de una hora y media, ya que supuso que todo el personal se encontraba en reunión.
Ya desesperado y hambriento porque se encontraba en ayunas, acudió a la oficina para preguntar si se tardarían un poco más y fue cuando se llevó la sorpresa de que las señoritas que lo atenderían no estaban en dicha reunión sino que se salieron un rato a “caminar y despejarse” mientras concluía la sesión de los doctores.
El inconforme señaló que así como a él, se encontraban más pacientes esperando ser atendidos, algunos foráneos principalmente provenientes de la Región de la Montaña quienes tienen que esperar y perder todo el día, muchas veces sin comer, sólo para poder obtener una cita e iniciar las terapias.
Ante esta situación, demandaron tanto al personal como a las autoridades correspondientes, que tengan un poco de sensibilidad, ya que se encuentran en un sitio al que acuden a solicitar ayuda personas de muy escasos recursos y enfermas, quienes además de tratamiento médico necesitan una mano amiga, no una cara agria de una enfermera malhumorada. (Abel Miranda Ayala)

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