LAS COSAS COMO SON…

Por Tomás Benítez Cano

¿REBELION POR PLAZAS?
Después de que se les comunicó que para este 2011 la Secretaría de Educación Pública (SEP) otorgaría solo 36 plazas de maestros a nuestra entidad, las autoridades de la SEG reaccionaron de inmediato pero no para buscar una solución de fondo al problema, sino para curarse en salud, es decir, echándole la culpa a la
dependencia federal de una posible rebelión en Guerrero por la falta de plazas.
Según los despachos informativos de una agencia de noticias de la capital, la titular de la SEG, Silvia Romero Suárez, informó que la explicación que les dieron por parte de la SEP fue que hubo una significativa reducción del presupuesto destinado para la contratación de plazas docentes, por lo que todos los estados se verían afectados al respecto.
En tal sentido, la funcionaria protestó porque a su entender no era justo “rifar” (aquí no es claro si la palabra referida fue utilizada por SRS o es del repertorio del reportero) ese reducido número de plazas entre los egresados, que son alrededor de 800, tan solo de las normales públicas.
Sin embargo, las explicaciones de Romero Suárez, más las que dice que le dieron, no contextualizan ni son un esbozo de solución a un problema que ha sido añejo en el sector educativo de Guerrero. El pretexto o argumento del dinero o presupuesto (insuficiente) siempre ha existido, y siempre se ha solucionado a través de la movilización de los demandantes.
También la no entrega a tiempo de la programación detallada (que no es otra cosa que especificar en qué escuela y en qué grupo se necesita el maestro, etc.) ha sido muy recurrente, pero –junto con lo del presupuesto-- no han sido factores determinantes o los únicos para reducir el número de plazas.
Hay uno que doña Silvia Romero no quiso ventilar públicamente, y que es el de mayor peso en la toma de decisiones en la SEP y que cada año se los repiten a las autoridades de los estados, donde, al igual que en Guerrero, existe desorden, ineficiencia y corrupción en el sector educativo.
Más claro. Año con año, la SEP presiona a los estados para que recompongan las cosas en sus respectivas jurisdicciones, amenazándolos de que no va haber más plazas si antes no recuperan las que tienen demás. Aquí está el meollo del asunto, y el primer amago o advertencia sucedió en la administración del ex gobernador René Juárez, cuándo en un ejercicio solamente le entregaron 8 plazas.
La explicación que le dieron era lógica y vergonzante. Le demostraron que de acuerdo a la matrícula estudiantil y al número de plazas docentes que se pagaban, hasta le sobraban maestros. Sí, pero eso era solo en el papel, porque en la realidad la SEG, desde entonces y desde antes, era un mar de corrupción, ineficiencia y desorden. Siempre ha sido un botín, tanto para el gobierno como para el sindicato.
Cuando la declaró en bancarrota el ex secretario Daniel Pano, en el mismo período de Juárez Cisneros, en lugar de aprovechar la ocasión para recomponerla, todo mundo se le fue encima, obligándolo a aparentar que no pasaba nada, que la SEG seguía siendo la dependencia de la bonanza financiera. Aquí están las consecuencias.
Nomás para que el ciudadano ajeno a este sector se dé cuenta de cómo están las cosas de chuecas y podridas en la agonizante SEG, le diré que, en el desempeño, ahí ya no hay intendentes, todos fueron recategorizados, ahora tienen esa plaza y otra administrativa u horas como docentes; hay administrativos que al llegar a la categoría más alta, en automático se les otorgaban horas, así que ahora son empleados de oficina pero también cobran como docentes; no se diga los de doble y triple plazas o claves y agréguele los aviadores, esa larga lista de privilegiados que cobran sin trabajar.
¿Ven por qué ya no quieren darle más plazas de docentes a la SEG? Pero eso no lo dicen que les dijeron. Lo esconden. Pero de nadie es un secreto que esa dependencia está al borde del precipicio.

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