LAS COSAS COMO SON…

Por Tomás Benítez Cano

DICEN QUE EL INDIO NO TIENE LA CULPA SINO….
Es tanta la indolencia y pachorra de los diputados de la LIX Legislatura que no solo tienen atoradas la homologación y aprobación de más de quince iniciativas de ley, sino que han provocado que otras instancias caminen en la ilegalidad, como es el caso concreto de la Auditoría General del Estado (AGE), donde no han
sido ratificados por el Congreso local los nombramientos de los tres auditores especiales. ¡Ah, pero eso sí, los flamantes representantes populares se sienten como chamaquitos con juguetito nuevo: están estrenando su propio y costosísimo sistema cerrado de televisión!
Aunque hace ya medio año que sufrieron la afrenta –y quién no aguantaría eso y más cuando hay tanta lana de por medio-- de que Zeferino Torreblanca les impusiera como auditor General a Arturo Latabán López, los diputados han tratado de no molestar a éste pese a que ha hecho lo que ha querido en el organismo fiscalizador y a que su protector ya no tiene el peso político de hace seis meses.
Como titular de un ente normativo y fiscalizador, Latabán López debería ser ejemplo de cumplir y acatar los ordenamientos legales, pero, con la complacencia de los legisladores, hace todo lo contrario. Veamos. En la Ley de Fiscalización se especifica que los nombramientos de los auditores especiales deben ser ratificados por el Congreso del Estado, cosa que no se ha hecho, a pesar de que las tres personas que desempeñan esas funciones en la AGE llevan seis meses cobrando y dictaminando, pero en la ilegalidad.
¿Qué pasaría, por ejemplo, si uno o dos de ellos, incluso los tres, no fueran ratificados por los legisladores? ¿ qué pasaría con los dictámenes y todo lo realizado por ellos? ¿y el dinero que cobraron como salario qué?
Este asunto puede ilustrarse mejor con el caso de Albertico Guinto Sierra, quien para Z era procurador de Justicia, mientras que para los diputados solo fue encargado de Despacho porque no fue ratificado por ellos. Y en palabras propias del ex funcionario aludido, su renuncia se debió a que legalmente nunca fue procurador, como se lo prometieron cuando lo invitaron a que regresara a servirle a su estado.
Por lo tanto, los auditores especiales, para serlo legalmente, tienen que ser ratificados por la Cámara de Diputados local, proceso que se ha dilatado por la indiferencia y pereza de los nunca bien ponderados legisladores, quienes si estuvieran atentos a cumplir con sus responsabilidades, no se hubieran esperado seis largos meses para exigirle y darle un ultimátum a Arturo Latabán para que cumpliera con los trámites para la ratificación de los servidores públicos.
De acuerdo a lo investigado, finalmente el Auditor General ya hizo llegar la semana pasada los nombres de los tres auditores especiales y las respectivas áreas que se harán cargo, registrándose un cambio muy significativo: el hermano del saqueador de la SEG, José Luis González De la Vega no va como fiscalizador de las dependencias del sector central del gobierno del estado, esto a sugerencia del diputado Sebastián de la Rosa, quien, palabras más palabras menos, le dijo a Latabán que si quería que no hubiera ninguna objeción de parte de sus homólogos, que cambiara al señor González a los OPDs y asunto arreglado. Faltaba más. Vivan las componendas.
Así es que un asunto que caminó por la ilegalidad por largos seis meses, parece que ya quedará arreglado esta misma semana, gracias al trabajo de cabildeo que realiza el peón contratado por Arturo Latabán: el otrora incendiario y estridente don Sebas.
Por falta de espacio, en otra ocasión nos referiremos a más linduras que están sucediendo en la AGE, donde los fantasmas de las top model no han terminado de irse.

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