LAS COSAS COMO SON…

POR: Tomás Benítez Cano
LOS POLITICOS Y SU AMBICION

En nuestro país, la figura y la imagen de los políticos está tan deteriorada que en todo momento y en cualquier ocasión es motivo de mofa, sarcasmo y burla ciudadana, hasta pareciera que se les falta el respeto. Sin embargo, si nos ubicamos en el quién le hace más daño a quién, creo que a esos
especimenes les sale barato.
Cuando el PRI ganaba de todas, todas, pues hay que recordar que por mucho tiempo fue juez y parte, esos hijos de la revolución sí que hicieron de las suyas, a tal grado que su cinismo no sólo quedó plasmado en los impresos y llevado a las pantallas de cine y televisión, sino que fueron y siguen siendo referencia obligada para los cómicos urgidos de éxito.
Pero cuando la alternancia llegó, después de una larga lucha ciudadana, no crean que la conducta y proceder de la clase política ha cambiado. Nada de eso, pues los nuevos inquilinos del poder venían y vienen de las filas del tricolor o simplemente eran y son mexicanos o guerrerenses formados en el mismo medio, entorno y contexto social que aquellos, por lo que sus costumbres, mañas y ambiciones son las mismas.
Aunque este fenómeno se da en todas partes del territorio mexicano, en nuestro estado es más recurrente y grotesco. Aquí abundan los gandallas que en tiempos de maduras en sus partidos agarran lo mejor y que cuando son tiempos de vacas flacas se quedan con lo único que hay (¿aquí cabrán Vicario y Gómez Bermeo?); también proliferan los trapecistas (te hablan Alicia Zamora, Tecolapa y muchos más); los camaleones, esos que cambian de color partidista con frecuencia. En fin, la lista y clasificación es muy extensa.
Cómo del lado del priísmo ya son de sobra conocidos los medrosos, hoy nos referiremos a algunos perredistas que son igual o peor que aquellos, corroborando así el sentir colectivo: tratándose de políticos, son tan decepcionantes los unos como los otros.
En las filas de estos ufanos hijos de la izquierda, milita el tlapehualense Ramiro Alonso de Jesús, quien sin pudor alguno y olvidándose de los principios revolucionarios que pregonaba en sus tiempos de dirigente estudiantil en Michoacán, hace unos años propuso a su cuñada para que ocupara una diputación plurinominal, lo que efectivamente ocurrió por unos cuantos días, ya que el famoso zanate calentano maniobró para quedarse con esa curul, alegando que su cuñis renunció a ella por motivos sentimentales. ¡Qué desfachatez!
Otro caso es el del ex diputado Fidel Payán Cortinas, quien --después de maniobrar en el interior de su partido-- logró enlistar a su entonces chofer como aspirante a diputado plurinominal, con la condición de que se mochara con la mitad de la dieta que iba a percibir “el moreno”. Así de gacho.
Sin embargo, mención especial merecen dos jóvenes que sin carrera partidista ni méritos propios llegaron a un cargo de representación popular --desplazando a viejos luchadores sociales o dirigentes de la auténtica izquierda-- para después botarlo al carajo, en una clara falta de respeto a sus representados. Es su primera incursión en la política y no terminaron su encargo.
Por un lado, me refiero a la joven Gisela Ortega, quien llegó a la diputación gracias a la cercanía de su padre Julio Ortega con el nefasto Zeferino Torreblanca, el cual logró imponérsela al perredismo. Sin embargo, la ahora secretaria de la Juventud renunció a la curul (que nada le costó) para convertirse en funcionaria, en perjuicio de miles de féminas guerrerenses, ya que hasta este momento no ha demostrado talento ni compromiso de servirlas.
El otro caso, que demuestra lo que es la ambición en toda la extensión de la palabra, lo constituye el de Osvaldo Chavarría Obeso, quien sin decir agua va o darle explicación alguna a sus electores, abandonó la regiduría en el Ayuntamiento capitalino para irse a la Secretaría de Desarrollo Rural, dónde le crearon una Dirección fuera del organigrama oficial. Esto, que ya de suyo es criticable, no es todo, sino que condicionó a su suplente para que le pase la mitad del sueldo que empezó a percibir como nuevo integrante del cabildo. ¡Que mezquindad!. Como si el cuate estuviera muriéndose de hambre.
En fin, políticos de esta calaña hay donde quiera y de todos los colores.

Comentarios