El corazón del deportista

Por: Alma Rocío López Bello

La activación física y la práctica de algún deporte representan la parte más importante de nuestra existencia, ya que estamos hablando de nuestra salud presente y futura. Al ejercitarnos de manera sistemática por largo periodo y bajo un programa de entrenamiento nuestro organismo sufre importantes cambios morfológicos y funcionales que en su mayoría nos son benéficos y cumple con el objetivo de la realización del ejercicio, y de los cuales debemos conocer, vigilar y controlar. Los cambios mencionados ocurren dependiendo de la actividad física que realizamos y su intensidad. Sin embargo, hay que saber que el ejercicio también conlleva cambios que a la larga nos pueden afectar. Los trastornos del ritmo y la frecuencia cardiaca son los hallazgos más frecuentes en deportistas.
Por ejemplo, en el atletismo de fondo intervienen grandes grupos musculares con aporte grande de oxigeno para el metabolismo aeróbico. Como consecuencia se incrementa la carga volumétrica y el volumen diastólico, con lo cual se incrementa el número de microfibrillas del músculo cardiaco y el tamaño de la cavidad ventricular. Las adaptaciones morfológicas y funcionales cardiacas que se producen en el entrenamiento se manifiestan en el electrocardiograma del deportista. Otra cosa son las alteraciones congénitas que puede tener un deportista o un ciudadano de a pie que produce la muerte súbita por desconocimiento de la lesión como ocurrió con la muerte del futbolista Antonio Puerta del Sevilla o el síncope del jugador del Real Madrid Rubén de la Red, que está siendo estudiado a fondo.
La mayoría de los corredores populares sin tener la mínima preparación o no la suficiente o adecuada a su capacidad, corren carreras populares. Muchos de estos corredores populares improvisados son veteranos, lo que aumenta el riesgo de padecer alguna patología cardiovascular. El efecto más importante del ejercicio sobre el aparato circulatorio es la hipertrofia cardiaca dependiendo del deporte. Los deportes de resistencia como correr supone un ejercicio dinámico o isotónico, esto es con la misma tensión o fuerza. Esto origina hipertrofia excéntrica por sobrecarga de volumen. Por el contrario, los ejercicios isométricos o de fuerza, como los luchadores y lanzadores de peso dan lugar a hipertrofia cardiaca concéntrica pura por sobre carga de presión. El riesgo a corto plazo del ejercicio vigoroso está compensado por el beneficio a largo plazo de la actividad física.
En Estados Unidos, la reducción en mortalidad es del 30% en enfermedades coronarias en los últimos 10 años y se asocia con la reducción del consumo de cigarrillos, control de la hipertensión, disminución de las grasas en la alimentación y del colesterol en sangre y aumento de la actividad física. Este artículo fue escrito con la intención de transmitirles que si bien el ejercicio físico es sinónimo de vida saludable, no debemos olvidar que nuestro organismo sufre cambios al realizarlo y uno de ellos es nuestro corazón al cual hay que vigilar. Ejercitarnos de una manera descontrolada, empírica, vigorosa y sin vigilancia médica ni de un entrenador y con antecedentes coronarias aumenta el peligro de padecer consecuencias serias de salud. Si queremos ejercitarnos físicamente con tranquilidad debemos adoptar la cultura de la prevención bajo una vigilancia médica periódica. almamaraton@hotmail.com

Comentarios