EL FILÓSOFO DE GÜEMEZ

MI AMIGA ADELA

Por:  Ramón Durón Ruíz


La semana próxima pasada, con motivo del LVII aniversario de la publicación del Decreto del 17 de octubre de 1953, en el que el presidente de la República, Don Adolfo Ruiz Cortines, anunciaba el derecho de la mujer mexicana para votar y ser votada en puestos de elección popular, el Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México, hizo entrega de la medalla Omecíhuatl, reconociendo a 26 féminas que destacan por su actuación en distintas áreas del conocimiento.
La medalla Omecíhuatl, trata de simbolizar “la parte femenina del dios Dual de la creación del universo, que es un referente que envía el mensaje de la igualdad entre hombres y mujeres”1; ahí se reconoció entre otras, la valía de: Julieta Fierro Gossman, Eugenia León Vega, Alejandra Moreno Toscano, Alondra de la Parra, María Gabriela Delgado Ballesteros, Ana Lourdes Elías Paullada, Paola Milagros Espinosa Sánchez, María de Lourdes Valenzuela y Gómez Gallardo, etcétera.
Dentro de las homenajeadas por su limpia trayectoria y aporte para un México mejor, destacó la comunicadora Adela Micha Zaga, una mujer mexicana que con su trabajo en el periodismo escrito, la radio y la televisión, a base de tesón, honradez y entrega profesional, ha construido un sólido e incuestionable liderazgo social.
Distingue mucho a nuestra nación que destinemos un espacio para honrar a las mujeres, que además de ser mayoría -con más de 53 millones-, son proveedoras de la fe y la esperanza de que podemos construir un país mejor si tenemos la humildad de aprender de ellas las lecciones diarias de valentía, entrega, actitud mental positiva, profesionalismo, dedicación, amor, sacrificio y perseverancia.
Mi amiga, Adela Micha, -a quien admiro desde lo más profundo de mi ser y agradezco el espacio que me brinda para aprender de ella en la radio, en Grupo Imagen- integra ese grupo de mujeres que por derecho propio hacen camino al andar.
Adela forma parte, como millones de mujeres mexicanas, de la cultura del esfuerzo en donde nada le ha sido fácil, en cada paso, en cada avance, en cada conquista, ha puesto alma, corazón y vida, ganándose por su natural inteligencia y lucidez femenina, un espacio privilegiado en la compleja tarea de la comunicación social y con ello, el respeto de propios y extraños.
La medalla Omecíhuatl como otros reconocimientos entregados a Adela, muchos los sentimos nuestros, porque son el premio que sus lectores, radioescuchas y televidentes le otorgamos diariamente al estar pendientes de sus mensajes y programas que además de informar y comunicar, orientan la opinión pública.
Adela tiene esa magia de vida que conquista y cautiva adeptos, es poseedora de un especial carisma, eso que las abuelas de los pueblos llaman “ángel”; con su sexto sentido que brota como manantial de aguas cristalinas, nos induce sutilmente a abrevar en su oficio periodístico del que encarna un lenguaje coloquial, sencillo, ameno, y una sutil habilidad que atrapa a quienes comunica.
Adela Micha, como buena mujer mexicana, está llena de emoción y perseverancia, aptitudes tan necesarias -en este país plagado de políticos mediocres-, para avanzar a pesar del desánimo, la violencia y el desorden. Su trabajo diario, su actitud y entrega son un homenaje a millones de mujeres que no tienen voz y que sufren de pobreza, miseria humana, discriminación, abandono y soledad.
Adela Micha Zaga, ha sido capaz de lo que muchos no hemos podido hacer: transformar alquímicamente con amorosa paciencia, tenacidad perseverante y entrega comprometida, sus dolores, tropiezos, pesares y fracasos en una ejemplar fuerza de voluntad que la proyecta como una mujer admirada, respetada, querida y merecidamente homenajeada.
Para concluir me permito parafrasear a Jean Cocteau, quien con sapiencia salomónica afirma que para un hombre “tres cosas son difíciles de comprender: el flujo de las mareas, los mecanismos sociales y la sabiduría femenina”, pareciese que eso es lo que le sucede al Filósofo de Güémez, a pesar de ser un viejo campesino que vibra con la sintonía de la naturaleza, no ha logrado descifrar cómo Dios hizo infinitamente sabia a la mujer mexicana.


1 http://www.cultura.df.gob.mx/lindex.php/galerias/category/

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