Antonio Morales Alarcón un servidor público intachable

Hablar del Jurista Antonio Morales Alarcón, es hablar de un personaje que es sinónimo de servicio a la sociedad; toda una vida entregada al servicio público ponen de manifiesto su vocación y mística de servir, ejercicio y trayectoria ejemplar que aún no ha sido reconocida en su justa y verdadera dimensión. Proveniente de una de las familias tradicionales de Chilpancingo, de cuna humilde, emigró con muchas dificultades a la ciudad de México en donde se tituló como abogado, formando parte de una destacada generación de abogados que recibieron la cátedra y el conocimiento de las Leyes de los más destacados Maestros de la Universidad Nacional Autónoma de México de aquellos tiempos.
Ochenta años de los cuales más de cincuenta ha fungido como honesto servidor público al servicio del Gobierno del Estado de Guerrero, ocupando modestos cargos, hasta responsabilidades de suma importancia y en donde, cuando hubo el manejo de dinero y presupuestos, estos han sido una ejemplar muestra de transparencia, honradez y estricta aplicación de las partidas. A don Antonio Morales Alarcón, le abonamos una etapa de gran prestigio académico cuando fungió como Director de la entonces Escuela de Derecho de la Universidad Autónoma de Guerrero. Su paso como Oficial Mayor de la Cámara de Diputados durante 6 Legislaturas Constitucionales lo colocaron en una privilegiada oportunidad de participar en el estudio y la elaboración de los instrumentos y ordenamientos jurídicos que hoy regulan la vida de los Guerrerenses.
Durante sus 18 años al interior del H. Congreso del Estado, promovió la instauración junto con un grupo de entonces legisladores, la instauración de la Ceremonia Cívica alusiva al Primer Congreso de Anáhuac, que hoy en día constituye la actividad cívica histórica más importante en el calendario cívico guerrerense. En dos ocasiones fue distinguido por el H. Congreso del Estado con el nombramiento de Consejo Ciudadano y Consejero Electoral, donde fue un cabal aplicador de la ley, observando el cumplimento de los principios rectores que marca la ley de la materia. Dentro de este organismo que se encarga de la organización de las elecciones locales, tuvo la responsabilidad también de desempeñarse como Secretario Técnico; su designación al frente de dicha Secretaría, fue una garantía de que las acciones se hicieron con imparcialidad y eficiencia.
En esta coyuntura tuvo la iniciativa de trasladar y habilitar la sede oficial del Consejo Estatal Electoral en un lugar digno, cómodo y acorde a la importancia de sus actividades electorales, y desde entonces se encuentran ubicadas en las instalaciones que ocupa actualmente. Mencionar los aciertos que tuvo durante su larga trayectoria será algo imposible, su lealtad a las instituciones es reconocida, gozó de la confianza de los últimos diez gobernadores con quienes compartió y luchó en esa gran tarea de beneficio social y sobre todo, dentro del orden jurídico. Como Maestro, forjó innumerables generaciones de abogados y maestros, donde siempre dio muestras de rectitud y firmeza, pero sobre todo de humildad, ya que nunca aceptó que su nombre se impusiera a alguna generación de egresados.
Mencionando que le fue requerido en muchas ocasiones, declinó a favor de compañeros mentores tan destacados como él, pero siempre reservándose esa distinción merecida por su muy particular forma de ser. Los homenajes y reconocimientos se deben de hacer en vida, de nada sirven laureles y medallas para personas que han fallecido; ahora que está con nosotros, en la plenitud de sus facultades, con ese peso y cansancio que da la vida productiva, la experiencia y los años; la figura de don Antonio Morales Alarcón, forma parte ya del colorido mosaico de grandes personajes ilustres de Chilpancingo y de Guerrero. Un honor más que merecido, y que las autoridades se están tardando en reconocer. ¡Honor a quien honor merece!.

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